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Ángel Serrano Gálvez
Como cada año, INEGI presentó las cifras preliminares de defunciones por homicidios registrados en el país, estas cifras surgen a partir de la captación de información generada por los servicios médicos forenses, las oficialías del registro civil y las agencias del ministerio público; es esta diversidad en las fuentes lo que complejiza el procesamiento, análisis y verificación de las cifras, razón por la cual hoy solo contamos con datos preliminares.
A pesar del carácter preliminar de la información, es necesario generar diagnósticos sobre las condiciones de violencia e inseguridad en el país, que complementen los realizados a partir de los datos del SESNSP, y que sirvan como insumo para diseñar estrategias de seguridad pública enfocadas y basadas en evidencia. Uno de los enfoques necesarios, tiene que ser el que atienda la situación de las defunciones por homicidio relacionadas por arma de fuego y es que, de los datos de INEGI, podemos aprender lo siguiente:
Durante el 2018, aproximadamente el 70% de defunciones por homicidio fueron producto de disparos de arma de fuego (disparo de arma corta, disparo de rifle, escopeta y arma larga o disparo de otras armas de fuego, y las no especificadas) lo que representa un aumento del 2.7 puntos con respecto a la cifra registrada en 2017(68.4%) por lo que en 2018 podemos esperar la cifra mas alta de la que el INEGI tiene registro.
Son 11 las entidades que se encuentran por encima de este porcentaje, siendo los estados de Guanajuato(84%), Michoacán(77%) y Oaxaca(77%) donde el porcentaje de defunciones por arma de fuego fue más alto, destacando el caso del estado de Guanajuato donde de mantenerse la tendencia, esta podría alcanzar el 90% en un futuro no muy lejano; en contraste tenemos entidades como Yucatán donde sabemos que solo el 11% de los homicidios estuvieron relacionados con disparos de armas de fuego.
Al realizarse una desagregación por sexo, el 57% de las defunciones de mujeres por homicidio a nivel nacional, se registraron por disparos de armas de fuego, en el caso de los hombres este porcentaje es del 71.7%, el estado de Guanajuato se mantiene como la entidad donde se registraron más defunciones de mujeres por disparos arma de fuego (82%), mientras que en el caso de los hombres este porcentaje fue de 85%. En contraste, tenemos el estado de Yucatán donde el 25% de las defunciones de mujeres tuvieron que ver con disparos de arma de fuego.
Lo peor de toda esta situación y del aumento de la presencia de armas de fuego en la calle, es que puede que aún no hayamos presenciado lo peor, a pesar de que los incidentes relacionados con armas de fuego siguen en aumento, no es un tema que se encuentre dentro de la agenda de seguridad y por lo tanto, del que exista una política clara y basada en evidencias al respecto.
Acciones como la promoción del desarme voluntario, contribuyen a la disminución de la circulación de armas de fuego, sin embargo, esto es y debe ser solo un elemento de la estrategia integral para la reducción de armas de fuego que necesitamos. Esta estrategia, debe contemplar los puntos de entrada, es decir, reforzar la vigilancia en puertos terrestres marítimos y aéreos, con el objetivo de reducir y desincentivar la entrada de armas de fuego en el país.
El panorama no es positivo de ninguna forma, y más allá de seguir descalificando lo que se hizo y lo que no, nos encontramos en un momento clave para aprender sobre lo que sucedió y comenzar a construir al respecto, ya que, si no comenzamos a trabajar para reducir el numero de homicidios relacionados con armas de fuego, este año será el más violento desde que se tiene registro, y muy probablemente, el que sigue y el que sigue también lo serán.
Investigador del Observatorio Nacional Ciudadano
@un_mexicano @obsnalciudadano