Dos días antes de la fecha limite establecida por la cumbre de Sochi entre el presidente ruso Vladimir Putin y el presidente turco Recep Tayyip Erdogan sobre la situación en Idlib, en el noroeste de Siria, Ankara anunció la retirada completa de maquinaria pesada y municiones por parte de los grupos armados sirios, en particular aquellos que pertenecen al extremista Jabhat Al-Nusra, conocido últimamente como Frente de Liberación Sham. Durante mucho tiempo ese fue el punto de conflicto entre las partes en Astaná: Rusia, Irán y Turquía. Se considera un éxito para el presidente Erdogan, al evitar otra masacre en su frontera y el peligro de nuevas oleadas de cientos de miles de refugiados. Moscú reconoció el logro inesperado y elogió los esfuerzos turcos que llevaron a mejorar las perspectivas pacíficas futuras. El presidente Putin no vio ninguna operación militar significativa en el horizonte.
Lo peor aún no ha terminado. Las declaraciones de los funcionarios rusos y del régimen en Damasco insisten en el eventual retorno de Idlib al control del presidente sirio Bashar al-Assad. Las experiencias anteriores sobre la forma en que Moscú abordó el conflicto sirio, extendiendo el dominio del régimen a través del esquema de “regiones de baja tensión”, no permiten sentir mucha confianza respecto de la calma temporal. Pero la revocación de compromisos anteriores amenazará seriamente las relaciones ruso-turcas esta vez.
Muchos otros asuntos aún están pendientes en Idlib y necesitan una cooperación sincera y continua entre las partes: el retiro de los combatientes islamistas de la línea de confrontación con las fuerzas del régimen hasta la ciudad y sus alrededores los enfrentará a otros grupos armados con una historia sangrienta con ellos... miles de extranjeros yihadistas están en Idlib y ningún gobierno los quiere. La apertura de los caminos entre Latiquiah, Aleppo y Hama necesita más negociaciones y, por lo tanto, el despliegue de unidades de patrulla turca y rusa dentro de sus respectivas zonas.
En el frente diplomático, los últimos desarrollos deberían ofrecer la oportunidad de proceder en la arena política para planificar el proceso de pacificación. La formación del comité tripartito para redactar una nueva Constitución siria está estancada y cada parte está culpando a las demás. Se acordó que un tercio de los delegados representaría al régimen, otro tercio representaría a la oposición y el tercero representaría a la sociedad civil. Los rusos, fieles a su protegido en Damasco, ahora como siempre, están tratando de dar ventaja al régimen en los representantes de la sociedad civil, para garantizar un resultado conveniente para la agenda de Al-Assad.
Se intercambiaron recriminaciones implícitas entre Ankara y Moscú. Mawlood Jawish Uglo, el ministro turco de Asuntos Exteriores, acusó a “algunos gobiernos” de intentar inclinar la balanza hacia el interés del régimen en el comité constitucional.
Maria Zakharova, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, lamentó el lento avance en la formación del comité debido a la falta de pensamiento constructivo de algunas partes... Staffan de Mistura, enviado de las Naciones Unidas, advirtió que se perdería la oportunidad única de una solución política.
El portavoz de la oposición, Uns Al-Abdeh, acusó a los aliados del régimen de demorar y esperar nuevas ventajas militares que les permitan imponer su solución a través de una mayoría en la tercera parte del comité, que sería llenado por las Naciones Unidas. Eso explica la vacilación de De Mistura ante la presión de Moscú.
A pesar del éxito militar ruso en Siria, Moscú enfrentará, tarde o temprano, los efectos de sus elecciones y errores de cálculo en el país sangrante. El apoyo absoluto de Rusia a Al-Assad a lo largo del conflicto dejó mucho resentimiento en toda la región. Recurrir sólo a la fuerza militar sin avanzar en una solución política es otro error. Otro es su continuo esfuerzo por desmantelar las estructuras políticas y militares de la oposición, ignorando las legítimas aspiraciones del pueblo sirio. La flagrante maniobra entre Turquía, Irán e Israel no se dio sin errores ... todo es sólo para atraer compradores en Washing-ton y Occidente, y para resolver sus contenciosos problemas con ellos, lejos de la escena siria y sus tragedias espantosas...
La presencia estadounidense de bajo perfil en Siria y la mano libre que se le dio a Putin no pueden ser gratis. Se espera que reduzca la presencia e influencia de Irán, si puede... Se supone que debe promover activamente una solución política en Ginebra para el conflicto con otras partes, y coordinar cierta comprensión sobre el límite del papel turco en el norte de Siria con todas sus complicaciones... El fracaso, últimamente, del paquete ruso propuesto para el regreso de los refugiados y la reconstrucción del país devastado fue una clara indicación de las limitaciones del papel ruso en Siria. Tal vez es hora de que Moscú revise su curso en ese país y tenga en cuenta los legítimos derechos y quejas de los millones de sirios afectados por años de políticas y acciones rusas.
El autor fue embajador de Líbano en México entre 1999 y 2011
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