¿Por qué tanta euforia para el festejo por los 50 años de los Juegos Olímpicos en México? En otros países no se hace tanta fiesta, pero el mexicano es muy sentimental. 

Pero ¿qué hubiera pasado si en esos Juegos no hubiéramos ganado nueve medallas? No tendríamos mucho qué festejar, ¿o sí? Si hubieran sido las preseas de siempre, dos o tres, no habría tanta euforia. Pero por los tres oros, tres platas y tres bronces obtenidos, por supuesto que hay  que celebrar.

Qué bueno que sea así, pero no hay que confundir y darle su lugar al más grande éxito de nuestro país en JJOO y no sólo por la organización.
Insisto, a pesar de los 50 años que se cumplen, si no hubiera habido medallas ganadas, no habría  qué festejar.

Desafortunadamente, México 1968 fue un espejismo. ¿Qué pasó en Múnich 1972? Una medalla de plata (Alfonso Zamora en boxeo). ¿En dónde quedaron las nueve medallas? La razón, el cambio de cada seis años, como ocurrirá en este 2018.

Y no es hacer menos la gran organización, la infraestructura, las innovaciones, y todo el trabajo de esos “héroes anónimos”, como Alejandro Ortega San Vicente, es simplemente resaltar que esos Juegos han sido los mejores para México en la historia. 

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