Pasada la euforia por el Gran Premio de México, el campeonato de Lewis Hamilton y toda la parafernalia que hay alrededor de este evento, al que le queda una edición más en nuestro país, queda en el aire la posibilidad de que se extienda el contrato con la Fórmula Uno, por unos años más.

El debate ha crecido respecto a si se debe continuar o no, así como del ejercicio de análisis que han anunciado las autoridades que entrarán en funciones a partir del 1 de diciembre, con lo que se ha generado un espacio a la duda.

Nadie puede decir que no es un gran espectáculo, que se mueven millones de dólares y que la organización se ha superado conforme el paso de los años. Ninguno de esos puntos está en discusión, pero lo que pide algún sector de la población a los encargados de tomar la decisión de su continuidad es un verdadero análisis de todo lo que hay alrededor.

Las cifras presentadas por el Gobierno de la Ciudad de México, en cuanto a la derrama económica, no me quedan claras. De ahí deben partir, me parece, para que la gente sepa la relación entre la inversión y los ingresos, sin que se tome aquello de que se ha ganado en presencia en el mundo, como un dato duro, cuando no lo es.

Me pongo en los zapatos de Ana Gabriela Guevara (entre otros funcionarios, como Miguel Torruco, próximo secretario de Turismo), quien tendrá que analizar si debe seguir o no. Me queda claro que en CIE —empresa que trajo de vuelta a la Fórmula Uno a México— están entusiasmados porque siga, ya que los números son buenos para ellos, como los empresarios que invierten.

Hace poco se presentaron cantidades relacionadas con el GP de México y son impresionantes. Pero, insisto, es cuestión de ver cuánto dinero se ha invertido por parte del Gobierno Federal, cuánto del gobierno de la CDMX y entender los beneficios. Creo que para poder exigir que siga ese evento hay que hacer un análisis minucioso de ingresos y egresos.

Porque ejemplos de gastos para eventos que simplemente no fueron de beneficio para el país, tenemos dos recientes: los Juegos Panamericanos Guadalajara 2011 y los Juegos Centroamericanos y del Caribe Veracruz 2014, cuyo costo se elevó tres veces más de lo estipulado y no estuvieron ni cerca de ser eventos aceptables.

Disculpe usted el escepticismo, pero el éxito del Gran Premio hay que verlo en los verdaderos dólares y pesos que le quedan al país por su realización. Sé que la economía alterna al evento es importante, que hay gente que se beneficia y mucho con los empleos y otras cuestiones que se desprenden, pero no es todo lo que se debe tomar en cuenta.

Y no estoy en contra de que se realice este evento, pero estoy a favor de que se haga un verdadero análisis para saber qué tanto le conviene al país que se renueve el contrato, para saber los verdaderos beneficios y no que solamente nos vendan que servirá para tener una buena imagen a nivel mundial, algo para lo que no solamente se necesitaría de la Fórmula Uno, sino de muchas otras cosas que también se deben trabajar.

Y si es viable, si es favorable para nuestro país, que siga, porque siempre serán bienvenidos negocios que dejen ganancias para todos.

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