Rafael Márquez está haciendo historia en Rusia. El futbolista logró colarse a su quinta Copa del Mundo y mañana saldrá, junto con sus compañeros de la Selección Mexicana, a entrenar al campo del estadio Rostov Arena previo a su encuentro con Corea del Sur. Es posible que Juan Carlos Osorio le dé algunos minutos de juego como sucedió en el partido contra Alemania. Rafa es un pilar de la Selección Mexicana. Es el jugador en el que todos confían y al que todos respetan. Su convocatoria, sin embargo, estuvo en duda por las investigaciones de presunto lavado de dinero que se le siguen en Estados Unidos.

Este tema, al parecer menospreciado por los directivos de la Federación Mexicana de Futbol, podría poner en riesgo al seleccionado nacional si no cumple al pie de la letra las restricciones impuestas por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos a quienes forman parte de la “lista negra” de la Office of Foreign Assets Control (OFAC).

Esta semana, el diario estadounidense The New York Times y el francés Le Figaro publicaron textos alertando sobre la situación de Márquez, lo cual le ha obligado a viajar en aviones distintos a los del resto de los jugadores y cuerpo técnico, a usar diferente vestimenta, a hospedarse en hoteles de otras marcas y hasta a beber botellas de agua que no sean producidos o comercializados por empresas de Estados Unidos. Así es el incómodo Mundial que vive Rafael Márquez.

En agosto del año pasado, el “eterno capitán” de la Selección Mexicana fue acusado por el Departamento del Tesoro de ser prestanombres de Raúl Flores Hernández, un presunto líder del narcotráfico. Derivado de su inclusión en la lista de la OFAC, que le impide entrar a Estados Unidos y tener relación con empresas de ese país, la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda también congeló las cuentas de varias empresas vinculadas al futbolista, lo cual fue litigado por sus abogados.

En enero pasado, un juez en Materia Penal de la Ciudad de México le concedió un amparo para liberar una de las empresas a su nombre, el inmueble donde se encuentra, así como una cuenta bancaria que estaban aseguradas por la Procuraduría General de la República. No obstante, en marzo se revocó dicha resolución y sus cuentas aparentemente volvieron a quedar aseguradas.

Actualmente no se sabe a ciencia cierta el estatus legal de Márquez en México. Sus abogados han dicho que la PGR lo exoneró y descongeló sus cuentas; sin embargo, de acuerdo con fuentes de Hacienda, al menos siete de sus empresas seguirían en la “lista negra” de la Unidad de Inteligencia Financiera. Se trata de las compañías Escuela de futbol Rafael Márquez A.C., Futbol y Corazón A.C., Grupo Deportivo Alvaner S.A. de C.V., Grupo deportivo Márquez Pardo S. de R.L. de C.V., Grupo Nutricional Alhoma S.A. de C.V., Grupo Terapéutico Hormaral S.A. de C.V. y Grupo Terapéutico Puerto Vallarta S.A. de C.V.

Los líos de Márquez con la justicia estadounidense, en el contexto de una cada vez más ríspida relación diplomática con México, han prendido las alertas de algunos funcionarios del gobierno federal. La violación de cualquier restricción impuesta al futbolista mexicano por parte del Tesoro de Estados Unidos podría generarle un “escándalo innecesario” a la Selección Mexicana.

El escándalo mediático cobra más fuerza luego de que, inexplicablemente –por las investigaciones que aún se le sigue en México– el 1 de junio pasado el presidente Enrique Peña Nieto abanderó entre los seleccionados a Rafael Márquez.

Más aún, el capitán del Tri dirigió un mensaje en la residencia oficial de Los Pinos. “Vamos a intentar ser campeones del mundo, esto es lo que nos motiva a prepararnos y a dejar el alma en la cancha. Esta selección viajará cargada de responsabilidad y orgullo a Rusia”, expuso Márquez con la bandera de México como telón de fondo.

Así, a unas horas de que la Selección Mexicana juegue su segundo partido del Mundial contra Corea del Sur, esta bomba latente podría estar quitándole la concentración a Márquez, a sus abogados y a los directivos de la Federación Mexicana de Futbol.

Posdata. El estadio Rostov Arena se construyó para la Copa del Mundo Rusia 2018. Tiene una capacidad para 45 mil asistentes. Se ubica a orillas del Río Don y su construcción se realizó entre 2014 y 2017. Cuando iniciaron los trabajos de excavación para el estadio, se encontraron cinco bombas sin detonar de la Segunda Guerra Mundial. Que no sea un mal presagio.

Twitter: @MarioMal
Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

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