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Tras haber anunciado ya a la mayoría de su gabinete legal y ampliado, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) delegó a Alfonso Romo, su futuro jefe de Oficina, el resto de las candidaturas, principalmente para la banca de desarrollo y algunas jefaturas y direcciones generales adjuntas de entidades del gobierno.
El inversionista regiomontano ha sostenido varias reuniones con empresarios de Nuevo León y la Ciudad de México para que le recomienden candidatos a ocupar dichas vacantes, pero sobre todo a los titulares de entidades como Nacional Financiera, Banobras, Bancomext, Bansefi, Sociedad Hipotecaria Federal y el Fideicomiso de Agricultura (FIRA), entre otros.
El problema es que nadie de los financieros que laboran actualmente en la Iniciativa Privada (IP) está dispuesto a irse a dirigir un banco o a encabezar una dirección general adjunta por un sueldo máximo de 108 mil pesos mensuales. La decepción ha sido tal que en el nuevo gobierno ya evalúan entregar partidas adicionales a algunos de estos potenciales candidatos para convencerlos de tomar un cargo de alta responsabilidad.
Uno de los directivos de confianza de Alfonso Romo es quien le está ayudando con el reclutamiento de talento; se trata del director nacional de Promoción de su casa de bolsa Vector, Javier Gómez Cruz, quien ha extendido personalmente invitaciones para ocupar una cartera dentro de la nueva administración federal.
Una de las prioridades de AMLO es impulsar el rol de la banca de desarrollo en la economía. Según el documento Pejenomics II, el proyecto del nuevo gobierno es convertirla en una herramienta para aumentar el financiamiento mediante dos esquemas: promover el crédito productivo y fortalecer la banca de primer piso; y estimular la creación de bancos múltiples y de desarrollo en nichos donde existen oportunidades de mercado.
Moody’s expuso recientemente que espera que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador apoye a los bancos públicos con el objetivo de acelerar el crecimiento económico. La calificadora publicó que “la banca de desarrollo mexicana está bien posicionada, con fuertes indicadores de calidad y alto nivel de capital, por lo que mientras aumenten el crédito de manera prudente, sus fundamentales deberán mantenerse sanos".
AMLO dijo la semana pasada que evalúa fusionar a Nacional Financiera (Nafin) y al Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext); así como integrar al Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras) con el Infonavit. La reestructura de estas entidades generará un nuevo orden en la banca de desarrollo, pero sobre todo nuevos cuadros... que no encuentran ni en el gobierno ni en la IP.
A propósito del Infonavit, también hace unos días hubo un enroque: ya no será Carlos Zentella su titular en la próxima administración; en su lugar llegará Carlos Martínez Velázquez, un politólogo de 33 años egresado del ITAM.
Martínez Velázquez es un incondicional del próximo titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), quien es otro de los poquísimos millennials del gabinete: tiene 35 años.
Como sea, y a pesar del apoyo de viejos amigos de Romo, como el ex secretario de Hacienda, Pedro Aspe, la tarea de sumar talento del sector financiero a la nueva administración se ha convertido en una auténtica hazaña.
Sierra aplaza llegada a Bolsa. La petrolera Sierra Oil & Gas dejará para más adelante la venta de acciones a través de una oferta pública en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), como lo proyectó en julio del año pasado.
Su director general, Iván Sandrea, considera que es mejor esperar a que maduren algunos de los proyectos obtenidos en las rondas de hidrocarburos, como el de Zama 1, considerado el octavo yacimiento de petróleo más grande en la historia de México, con reservas de hasta 2 mil millones de barriles.
Por ahora, la inversión de Sierra y sus socios en Zama 1 supera los 270 millones de dólares y consiste en tres pozos y una prueba de perforación. En los siguientes años, requerirá inversiones más cuantiosas para la explotación del yacimiento.
La participación de su socios en el proyecto se compone de la siguiente forma: Sierra (el socio técnico financiero), con 40%; Talos Energy (el operador), 35%, y Premier Oil, 25%.
Sierra Oil & Gas recibe recursos de las Afore mexicanas a través de los Certificados de Desarrollo (CKDs) de los fondos Riverstone y BlackRock, además de su otro socio, Encap Investments. Este último tiene una participación de 42.6% del capital de la empresa, al igual que Riverstone, mientras que BlackRock posee 14.2%.
Sierra es la única empresa de petróleo y gas respaldada por dos CKDs, parcialmente financiados por fondos mexicanos de pensiones que acumulan hasta 35% del capital total de la empresa.
Hasta ahora, la única empresa petrolera que cotiza en la BMV es Vista Oil & Gas. El 11 de agosto pasado la firma encabezada por el argentino Miguel Galluccio levantó 650 millones de dólares mediante el esquema de Compañía de Adquisición con Propósito Especial (SPAC, por su sigla en inglés).
Los títulos de la empresa, sin embargo, no han tenido un buen desempeño. Desde el 11 de agosto a la fecha sus acciones acumulan una disminución de 7.7%. La compañía no ha logrado concretar ninguna adquisición tras su oferta pública, lo cual se suma al incierto entorno energético que ha generado el próximo gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
En la foto: Alfonso Romo Garza
Twitter: @MarioMal
Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com