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No son tocamientos en el transporte público, ni lisonjas ofensivas en las calles. Es una amenaza de la que las víctimas se avergüenzan…y callan. Se trata de un acoso que hace perder autoestima y pérdida de productividad hasta en 33% en las empresas. Es el acoso “negro” o sombra, del que nadie habla, del que todos temen y rehúsan sistemáticamente.
En México, 1.4 millones de mujeres que representan el 10% de la Población Económicamente Activa, padecen acoso sexual en el trabajo. La cifra es conservadora dado que se trata de un ilícito que en 99.7% de los casos no se denuncia y tiene el índice más alto de impunidad, incluso mayor que en el caso de fraudes internos.
El retrato robot o estandarizado del acosador es que se trata de un varón mayor de 40 años, casado, con una vida familiar y sexual insatisfactoria, necesidad de autoafirmación y control. Laboralmente tienen una categoría superior a la acosada.
Sin embargo, existen muchas excepciones a este prototipo. Hemos encontrado mujeres que también hostigan sexualmente, al igual que lo personas jóvenes y a quienes no necesariamente tienen un mayor rango jerárquico en el trabajo respecto a la víctima. En los últimos 10 años se rompen paradigmas en un delito que aún se considera atávico.
Actualmente, los crímenes que tienen mayor impunidad son aquellos que no se denuncian, y los delitos sexuales son los que mayor silencio tienen por parte de las víctimas, que en el 72% de los casos presentan culpabilidad, vergüenza o ambas.
En el trabajo, la actitud del acosador se distingue por un coqueteo de forma ofensiva, acercándose sin motivo a la víctima y si se sienten contrariados por la respuesta de ésta, adoptan posturas de halago y/o represalias o ambas de forma alternativa.
Existen diversos grados de acoso sexual en el trabajo. Esta es una clasificación realizada por la asociación que represento:
Hostigamiento leve y verbal
: Chistes, comentarios, conversaciones de tipo sexual, silbidos o piropos ofensivos
Hostigamiento no verbal sin contacto físico
: Miradas lascivas, gestos obscenos, guiños de ojos.
Hostigamiento verbal grave
: Llamadas, cartas o e mails no deseados, presiones para salir a tomar o cenar con intenciones eróticas y/o comportamientos similares.
Hostigamiento verbal con contacto físico no deseado
: Toqueteos, pellizcos, palmadas, sujetar la cintura, roces intencionados, acorralamiento.
Hostigamiento físico con fuerza
: la consumación del acto sexual
Por mucho tiempo se asumió que sólo labores con gran estigmatización y desprotección, como los trabajadores domésticos, eran quienes padecían acoso sexual. Hoy sabemos que no son sólo ellos. Puede ser cualquier persona, pero se dirige más a profesiones con costumbres y horarios más atípicos, como camareros, azafatas, periodistas, actores y médicos.
Existe mayor propensión a sufrir acoso sexual en el sector gubernamental respecto a la Iniciativa Privada y en ésta última hay mayores casos de acoso laboral en empresas familiares y pymes respecto a trasnacionales. La causa probable es que en las grandes compañías existen políticas sobre cómo evitar este problema. Ya se reconoce como causa de descenso en la productividad, accidentes laborales ausentismo y alta rotación de personal.
Lo que es un hecho es que el mayor número de acosos sexuales en el trabajo se da entre quienes tienen un estatuto laboral más frágil y en ambiente laboral con gran predominio de hombres.
En México el tipo de acoso mayoritario es el vertical o “chantaje sexual”. Es el “Acoso de Intercambio” que se ejemplifica con “te doy la planta, ascenso o permiso para llegar tarde tal día a cambio de”
En este tipo de acoso se supone necesariamente que el agresor se encuentra en una situación de superioridad jerárquica respecto del agredido. La principal característica de esta modalidad de acoso se encuentra en que de la aceptación o rechazo de los avances sexuales se desprende una inmediata consecuencia de tipo laboral como el acceso al empleo y las condiciones de trabajo, salarios, ascensos, traslados, capacitación…y también puede provocar el despido injustificado del agredido.
Por supuesto, el acoso laboral no sólo daña a la víctima sino a toda la organización. Se propicia mal clima laboral y se pierde reputación y honorabilidad, lo que desencadena costes que equivalen a más de la tercera parte de los activos empresariales.