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La decisión de la administración Trump de imponer aranceles a importaciones de ciertos aceros (25%) y a las de algunos productos de aluminio (10%) bajo la Sección 232 a partir del 1 de junio afectará importaciones que realiza Estados Unidos (EU) por 41 mil millones de dólares (mdd). De éstas, cerca de 3 mil mdd corresponden a productos de México; esto es menos de 1% del total de exportaciones mexicanas que sumaron 327 mil mdd en 2017.
En principio, la compensación que buscará México será en función del comercio que va a perder como resultado de la medida, es decir, casi 3 mil mdd. El número parece bajo y su impacto, a nivel macroeconómico aparenta ser menor. Sin embargo, en una guerra comercial todas las partes pierden y mucho más de lo que se puede apreciar.
México pierde porque la imposición de estos aranceles implica cerrar su principal mercado de exportaciones a estos productos. EU adquiere en promedio 80% de las exportaciones mexicanas de los productos afectados por lo que buscar mercados alternativos no será fácil; más aún cuando existe una sobreproducción global de 700 millones de toneladas de acero que todos los productores están buscando colocar.
Asimismo, no sería extraño ver un impacto negativo sobre los 672 mil empleos directos e indirectos en el sector que reporta la Canacero. Tanto el acero como el aluminio son, en gran parte, insumos que se utilizan en varias industrias por lo que se puede esperar un efecto en cascada sobre otras ramas de producción y el comercio en su conjunto en términos de precios, inflación, producción, inversiones y empleos, entre otros.
México también pierde porque al aplicar aranceles a diversos productos veremos un incremento en precios al consumidor final. Una forma de paliar el efecto arancelario sería desviando el comercio para abastecerse de otros socios. Por ejemplo, Chile podría ser una alternativa para sustituir las importaciones de uvas y manzanas de EU.
Afectar flujos comerciales, en el corto plazo, se espera derive en beneficios en el mediano y largo plazos. Aún con los costos que le representa a México imponer aranceles como represalia, una medida espejo era obligada. No hacerlo habría tenido costos incluso más elevados pues Estados Unidos podría entender que puede abusar de sus leyes sin enfrentar consecuencias.
Hasta ahora México no ha aplicado a EU la medida de represalia de 163 mdd a la que tiene derecho como consecuencia de la decisión del panel de la OMC en el caso del atún ni se ha compensado por la salvaguardia que ese país aplicó en febrero pasado a sus exportaciones de lavadoras y páneles solares que sumaron mil 400 mdd.
Seguramente dicha decisión respondió al interés de México de mantener un buen ambiente en la renegociación del TLCAN. Sin embargo, ante la posible amenaza de que EU decida aplicar aranceles ahora a las importaciones del sector automotor también al amparo de la Sección 232 en 2019 resulta vital enviar la señal de que México está listo para reaccionar.
La lista de productos anunciada por la Secretaría de Economía a los que se les aplicarán aranceles también busca incidir sobre el proceso de toma de decisiones en EU y podría tener costos políticos para los republicanos. Los productos identificados corresponden a exportaciones de estados que votaron por el presidente Trump en 2016 —acero de Pennsylvania, quesos de Wisconsin, carne de puerco de Iowa— y cuyos electores podrían retirarle su apoyo al Partido Republicano en la elección del 6 de noviembre si estas medidas dañan sus bolsillos. Asimismo, los representantes y miembros republicanos como la representante Cathy McMorris Rodgers de Washington (estado exportador de manzanas a México) sentirán la presión de sus bases de apoyo para encontrar una solución pues de lo contrario su reelección podría estar en riesgo.
Aunque la Comisaria de Comercio de la Unión Europea, Cecilia Malmström, prefiere no llamar a ésta una guerra comercial sino un “juego peligroso”, es previsible que los perdedores en México y EU seremos más que los ganadores, incluidos los electores que llevaron a Trump a la presidencia.
Directora de LMMConsulting y profesora afiliada en la División de Estudios Internacionales del CIDE.
Twitter: @luzmdelamora y @lmmconsultingmx