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Está en marcha la edición 60 del Abierto Mexicano de Golf, en el Club Campestre de Tijuana ; sin duda alguna, el torneo más importante de nuestro país, donde se reúnen los mejores jugadores provenientes del PGA Tour Latinoamérica . Un evento donde se echa la casa por la ventana para que sea del máximo nivel, donde cada detalle se cuida minuciosamente y en el que se recibe a lo mejor de lo mejor, que busca un lugar en el PGA Tour , esos que están a un paso de llegar a las grandes ligas.
Pero dentro de todo el glamur que rodea a los cuatro días, también muchos otros jugadores que sueñan con un espacio en los torneos del tour viven momentos de angustia buscando un lugar y esto se desarrolla en el Monday Qualifier.
El lunes previo al evento, 60 jugadores de Latinoamérica jugaron buscando uno de los ocho lugares para el fill. Sí, sólo ocho tuvieron el honor de contar con un espacio; el resto se regresó a casa, en espera de una nueva oportunidad. Pero no es cosa sencilla, los jugadores que asisten empiezan por pagar el transporte de su lugar de origen al evento, ya sea —en el mejor de los casos— en avión o el que más difícil la tiene en autobús. También pagan su hospedaje, desayunos, comidas, cenas, caddie, entrada al torneo; es decir, invierten dinero que muchos de ellos no tienen, pero todo sea por el sueño de llegar, de estar y por qué no, de intentar ganar.
Ahora, para este AMG de Tijuana , muchas historias se contaron de aquellos que llegaron con los ánimos de tener un lugar y regresaron a casa el martes con las manos vacías, reconsiderando su nivel, pensando que quizá deberían seguir sus estudios; otros tantos, pensando en mejorar, en entrenar más, que las oportunidades no se deben dejar pasar, que hay cosas por ajustar para mejorar.
Quienes piensen que el golf es puro glamur, están equivocados. Son pocos los afortunados que pueden llegar a estar en el máximo nivel y del primero al décimo lugar hay un mundo de diferencia. Un buen o mal golpe hacen mucha diferencia. Estamos ante, quizá, el deporte de mayor concentración, precisión, aquel en el que la perfección lo es todo.
La primera mexicana en el AMG. El resultado es lo de menos. Que Paola Pavón haya sido parte de este AMG es un triunfo importantísimo para el golf, para la igualdad de género y para las oportunidades a las mujeres. Si bien, tiene una desventaja clarísima frente al resto por las distancias en sus golpes, Paola nos demostró que las mujeres avanzan en el golf, que cada vez son más las que ponen su nombre en alto, las que están ahí conquistando retos.
Aplaudo a la PGA, a la FMG y a los organizadores del AMG que le hayan dado la oportunidad a esta tijuanense de medirse en el campo con los hombres. Esa inclusión hay que celebrarla.
lumiz13@gmail.com
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