Últimamente, deportistas mexicanas en atletismo , gimnasia artística, golf y tenis, por mencionar algunas disciplinas, logran triunfos que deberían estar a ocho columnas en los principales diarios y en espacios deportivos de diferentes medios electrónicos, pero desafortunadamente esas noticias logran pequeños espacios comparados al tamaño de sus logros.

En Australia, este pasado 15 de septiembre, Cecilia Ramírez Álvarez ganó la medalla de oro en el Campeonato Mundial de Triatlón en la categoría junior femenil; en la gimnasia artística, Alexa Moreno ganó medalla de bronce en salto de caballo en el Mundial celebrado en Doha, Qatar; una semana después, Melissa Flores y Dafne Navarro, en Rusia, obtuvieron medalla de bronce en el Mundial de Gimnasia en la modalidad de trampolín y, el sábado, en Hainan, China, la golfista Gaby López obtiene su primer triunfo en un torneo de la LPGA, donde brilló intensamente Lorena Ochoa hace ya algunos años.

Por el otro lado, revisando otras notas deportivas, vi que se les dedicaron espacios importantes en los medios a algunos jugadores de futbol, porque decidieron no asistir a la convocatoria del entrenador interino, para jugar contra la selección de Argentina. También habían espacios dedicados a un juego intrascendente para los aficionados mexicanos, porque dos equipos argentinos se enfrentaban en un clásico de la final de la Copa Libertadores, en donde ningún mexicano tuvo alguna participación.

El reciente movimiento #Metoo iniciado en Estados Unidos y que se ha hecho popular en casi todos los países del orbe, está solicitando en primer lugar y esencialmente, el respeto absoluto a las mujeres, y yo añadiría que sus logros y sus triunfos sean reconocidos y aceptados de la misma forma en que se aceptan los de los hombres.

Las cosas están cambiando y seguirán cambiando a favor de la mujer en muchos aspectos. Pero, reitero, nuestras mexicanas están triunfando , haciendo historia y teniendo grandes actuaciones en justas internacionales, y sus grandes esfuerzos en lo personal, en lo económico y en lo deportivo, no se ven aún reflejados, con el reconocimiento de los medios y del público en México.

Ahhhh, pero eso sí, Chicharito prefiere no ser llamado a jugar con el Tricolor y hay que suplicarle a los directores técnicos extranjeros para que dirijan a nuestra Selección Mexicana, que en un Mundial no llega a disputar ni siquiera un quinto partido, pero el público se divierte y grita “sí se puede” y se dan el lujo de cantar “Cielito Lindo”.

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