El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) cumple sus primeros 100 días de gobierno en los que llevó a cabo 67 conferencias de prensa, de lunes a viernes, a las 7 a. m. en Palacio Nacional. De acuerdo con el análisis de SPIN, la duración de las conferencias promedia 80 minutos, siendo la más breve de 50 minutos (jueves 24 de enero), y las más largas dos de 127 minutos (viernes 8 de febrero y jueves 21 de febrero). Seis de las últimas nueve conferencias han sido sin mensaje y sin invitados, lo que ha reducido el promedio de duración. Por lo anunciado recientemente por el presidente, se advierte que, en los días por venir, las conferencias espaciarían más la presentación de los mensajes y minimizarían la sesión de preguntas y respuestas.
A pesar de que AMLO presume la paridad en su gabinete, la asistencia y participación de los integrantes del gabinete dista de ser paritaria: la asistencia de las secretarias es apenas 36 por ciento, y su participación es 32 por ciento. De las 20 participaciones de las secretarias, 10 fueron de Olga Sánchez (Gobernación). Alejandra Frausto (Cultura) no ha asistido; Graciela Márquez (Economía) ha asistido tres veces pero no ha participado. Declarando marzo como el Mes de la Mujer, el gobierno modificó su logo, sustituyendo a Morelos, Hidalgo, Juárez, Madero y Cárdenas por Sor Juana Inés de la Cruz, Josefa Ortiz de Domínguez, Leona Vicario, Carmen Serdán y Elvia Carrillo. A pesar de las recurrentes referencias históricas de AMLO, ninguna de ellas fue mencionada una sola vez en alguna de las conferencias.
Los medios de comunicación que asistieron a las primeras 67 conferencias no tuvieron la misma probabilidad de preguntarle al presidente: cuatro de cada 10 oportunidades de preguntar fueron para los medios digitales (39 por ciento), 30 por ciento para periódicos, 16 por ciento para televisión, 10 por ciento para radio y 5 por ciento para revistas. Más aún, solo con sentarse en la primera fila se obtiene 60 por ciento de probabilidad de llamar la atención del presidente y formular preguntas. Si tan solo el orden de los asientos fuera al azar, el dato sería irrelevante.
La centralización de la comunicación del gobierno en las conferencias del presidente (su reflejo en el 95 por ciento de los tuits de la casi extinta cuenta de comunicación social @ComGobiernoMX ), así como el creciente dominio de AMLO en el uso de la palabra (durante el último mes, ocho de cada 10 preguntas son contestadas por AMLO, complementando incluso aquellas que son formuladas a alguno de sus invitados), ha llevado a algunos a asociar directamente su actuación diaria con los niveles de aprobación mostrados en las encuestas más recientes. Sin evidencia empírica satisfactoria, algunos analistas y comunicadores dejan de lado los múltiples factores que influyen en la aprobación presidencial, además de subestimar el período de “luna de miel”, durante el cual los resultados de las acciones de gobierno aún no son evidentes, y las promesas de campaña y la esperanza de que el recién electo mandatario logre mejorar indicadores macroeconómicos y el bienestar de los ciudadanos, recubren cualquier falla o falta de efectividad durante los primeros meses de gobierno.
Destacado como el único político que ha convocado diariamente a conferencias de prensa, el presidente AMLO enfrenta un dilema entre el desgaste por sobre-exposición y la notoriedad de ser el centro del debate en la opinión pública. Los resultados de su gobierno irán ocupando su lugar, más pronto que tarde.