De acuerdo con un estudio reciente del Instituto Global McKinsey, el crecimiento de la clase media en América Latina ha sido significativamente más lento que en otros países emergentes. Este fenómeno está muy vinculado al comportamiento de su economía (también menos dinámica) y a una desigual distribución de ingresos.
Entre 2000 y 2016 el crecimiento promedio anual del PIB en esta región ha sido de 2.8%, en contraste con el promedio de 4.8% de otros 56 países emergentes (sin incluir a China). Además, casi tres cuartas partes del crecimiento de América Latina provino de la expansión del número de trabajadores, y no de una mayor productividad, la cual aumentó solo 0.8% anual, una cuarta parte de lo que se incrementó en otros mercados emergentes. Lo anterior también significa que, dado el aumento en la oferta laboral, ha existido una presión a la baja de los sueldos de estos trabajadores.
El reporte, que se enfoca en México, Colombia y Brasil, afirma que hacen falta más empresas medianas que crezcan, compitan y generen empleos. La región se debate entre los extremos: un limitado número de grandes empresas altamente competitivas y una muy alta proporción de pequeñas empresas, casi todas informales, y con baja productividad. El reporte considera que los principales obstáculos para las empresas medianas obedecen a una serie de factores, entre los cuales destacan la falta de una dinámica competitiva para fomentar la inversión y la innovación, la existencia de barreras para el financiamiento y un entorno regulatorio complejo y caro.
Este panorama ha frenado la creación de empleos más productivos y mejor remunerados, lo que a su vez contribuye a que a la clase media de estos países les falte mayor capacidad adquisitiva que les permita ser consumidores cuyo gasto y ahorro podrían ayudar a impulsar la demanda e inversión interna de manera sostenible. Para el caso específico de México, el reporte subraya que el crecimiento de los salarios ha sido débil y, en ocasiones, negativo, incluso en sectores en expansión y de alta productividad, como el automotriz. Lo anterior se ha traducido en un lento crecimiento de consumo per cápita de la población. Se trata de una realidad salarial inadmisible en un país que, como México, se encuentra entre las primeras 15 economías en el mundo, medida por su producto interno bruto.
Este diagnóstico coincide con un reporte de la OCDE que señala que los hogares de clase media en la mayoría de sus países miembro, incluido México, enfrentan dificultades para mantener su nivel económico y estilo de vida, debido a que el estancamiento de sus salarios no les permite seguir el ritmo del aumento de los costos de la vivienda y la educación.
Ante este escenario, el estudio de McKinsey enfatiza la necesidad de elevar el número de empresas que generen empleos bien remunerados, y con ello aumentar los salarios y poder de compra de los ciudadanos. Señala también que es necesario disminuir la dependencia de los países emergentes en que la generación de este tipo de empleos provenga en su mayoría de las grandes empresas, pues las empresas medianas, las pequeñas y las micro pueden también generar empleos competitivos, con planes de carrera que apuntalen el bienestar de los trabajadores y sus familias. Las nuevas tecnologías pueden jugar un papel preponderante en esta tarea; les permiten a las pymes generar ahorros importantes y mejorar su eficiencia y productividad, y las plataformas digitales les brindan la posibilidad de convertirse en "micro-multinacionales" capaces de competir en mercados regionales y globales al ofrecer sus productos y servicios a través de mercados en línea.
En México, de acuerdo con el Inegi, existen aproximadamente 4.1 millones de pymes y solo alrededor de 300 mil, es decir 7%, usan tecnología en sus negocios. El desafío radica entonces en acercar las herramientas tecnológicas a gran escala al resto de las empresas. Ello implica no solo extender y mejorar la conectividad en el país, sino también brindar capacitación para impulsar las habilidades digitales. La cantidad de recursos disponibles en línea gratuitos ha aumentado de forma exponencial, y los costos de los sistemas y tecnología han disminuido de forma significativa en los últimos años. La clave está, por lo tanto, en lograr aprovechar los recursos disponibles para potenciar la productividad de las pymes para que puedan transitar a empresas competitivas y sostenibles.
Presidente y director general de Laureate México y de UVM, presidente de la Comisión de Educación de Coparmex
Twitter: @LuisEDuran2