Recién estrenado en el cargo, el secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete , hizo una fuerte promesa: detener al líder criminal de mayor peso en la actualidad, poner tras las rejas y, de ser posible, extraditar a los Estados Unidos a Nemesio Oseguera , El Mencho .
Aunque la versión es, y será, negada en Gobernación, fuentes cercanas y enteradas en el tema saben que la promesa tenía, de fondo, un objetivo político: a mediados de enero, en el equipo del presidente Peña Nieto , la posibilidad de triunfo del candidato oficial, José Antonio Meade, estaba sobre la mesa y había que hacer lo que fuese necesario para apuntalar la imagen del gobierno y pasar los méritos al ungido presidencial y, de paso, darle una manita a la popularidad del presidente…
Sí, en la Administración de Peña Nieto se detuvo al Chapo Guzmán (aunque también se les fugó); sí, en la Administración de Peña Nieto se detuvo al gobernador corrupto Javier Duarte (aunque, también, primero se le impulsó y se le dio un buen tiempo de fuga); sí, ¿por qué no?, en la Administración de Peña Nieto se detuvo al Mencho, pero…
Las tareas de los grupos de seguridad federal del Estado Mexicano, Marina y Ejército incluidos, están enfocadas casi en su totalidad a la localización de este personaje y al debilitamiento de su estructura; han detenido desde a su proveedor de químicos para la producción de drogas, hasta a su mujer, en las puertas del condominio de ultra lujo en Zapopan, donde todo el mundo siempre supo que habitaba. La prioridad antes de la elección es que, cueste lo cueste, el Mencho caiga.
Enfocar toda la energía del Estado contra un líder o un grupo en específico del narco no siempre causa dividendos positivos, duela o no, guste o no, lejos del pragmatismo político, casi siempre carente de sentido común, el tema suele resultar contraproducente, pues, para empezar, habría que considerar el delicado y complejo sistema de equilibrio entre las bandas criminales que se mantienen por débiles acuerdos entre poderosos y sanguinarios cárteles.
Supongamos que cae el Mencho; es abatido o consignado, siempre mejor vivo que muerto, ¿con eso desaparece, ipso facto, el CJNG?, ¿qué acuerdos se tuvieron que pactar con los grupos antagónicos al CJNG, como las escisiones de los Zetas en el Golfo o las traiciones del Cártel de Sinaloa para llegar al objetivo prioritario?, ¿no habría consecuencias de peligrosidad social importante para las poblaciones de Jalisco, Nayarit y Colima, donde el CJNG es prácticamente hegemónico?, ¿se lograrían también desarticular a los Cuinis, su brazo financiero?, ¿no se repetiría la historia de, por ejemplo, Sinaloa, cuando al caer el Chapo Guzmán se fortaleció a alguien mucho peor que desató más violencia, como el Mencho?
Por supuesto que el Mencho, como el Mayo Zambada, como El Gori, como el JL, como cualquier criminal, debe de pagar por sus crímenes y estar aislado de una sociedad a la que ha afectado gravemente… sin embargo, el tema, desde la perspectiva estricta de Seguridad Nacional, es sumamente delicado; cuando se realizan capturas de este tamaño es mejor siempre prever las consecuencias de las mismas y en eso no estamos tan seguros del análisis en el Estado Mexicano.
Ojalá que la estrategia contra el Mencho sea eso, una estrategia y no un regalo de fin de sexenio.
DE COLOFÓN.—
Con respecto a la columna del jueves, me aclaran fuentes del TEPJF que los señalados en el texto llevan varios años laborando en la institución sin necesidad de amiguismos ni compadres.