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“No estoy contra la policía, simplemente les tengo miedo”
Alfred Hitchcock.
Seamos francos, el proyecto de Guardia Nacional que hoy marcha sobre el país es una militarización de facto de la seguridad, algo impensable durante el régimen de Peña Nieto o de Felipe Calderón.
Hoy, en la 4T, soldados y marinos lo controlan todo, hacen más de lo que ya hacían y tienen más poder del que ya tenían, ahora, incluso, con un marco jurídico que les permite actuar sin temor a represalias legales.
La Guardia Nacional no es civil ni será civil jamás, ha sido parida por las fuerzas castrenses y así permanecerá en su código genético, se ve militar, parece militar, huele a militar… Es militar.
Empero, una institución de esta naturaleza no sobra en un país como México, un híbrido de estas características funciona bien para los más de doscientos mil muertos y doscientos mil desaparecidos de la última década, parece una respuesta sensata a los cárteles de la droga que cobran impuestos a la par que el Estado y resultan en gobiernos de facto que controlan amplios espacios del país.
El problema, quizá, es que la Guardia Nacional no es la única respuesta al problema de violencia que nos azota, sino, simplemente, un elemento más en la ecuación.
De entrada, ni todo el ejército del mundo servirá para combatir al negocio multimillonario que representa la mafia en sus múltiples vertientes, máxime cuando en México se goza de una impunidad cercana al 100%,
Más claro: usted puede violar, matar, secuestrar, traficar, vender productos ilegales, defraudar o lavar dinero y hay una muy, realmente muy, buena chance de que no pise un Ministerio Público jamás en su vida, ya no hablemos de la cárcel.
De hecho, será más probable que lo mate el cártel rival, al final, llegará una especie de “justicia”, la de los salvajes, pero “justicia” al fin.
Entonces, la Guardia Nacional sin procuración de justicia es muchas cosas, inútil, violenta y parafernalia sobre todo.
No se trataba de eliminar todo para terminar absorbido por la mole gigante y torpe que representa la Guardia Nacional y sus mandos militares, sino de coadyuvar entre instituciones y fortalecer nuestros cuerpos civiles.
Aún mucho peor: lo único civil que queda en la Guardia Nacional, la Policía Federal, se ha convertido en el mozo de baja calaña para los militares, hay humillación y vejación de sus elementos a los que ven como poca cosa, como de segunda, como los debiluchos sin la escuela de las armas.
Policías Federales bilingües o trilingües, con licenciaturas, maestrías y especialidades en diversas áreas de seguridad nacional han sido enviados como vigilantes de edificios o custodios de penales.
Fue la Policía Federal la que detuvo al Chapo, sí, la que no se dejó sobornar… A esos mismos se les niega hoy un excusado, un colchón, comida y un uniforme digno.
Ni modo, muchachos, les tocó una mente bananera.
DE COLOFÓN.- Los radicales de la 4T tienen la Ley de Austeridad que, curiosamente, quería la oposición: presta para ser convertida en polvo por la Suprema Corte.
En semanas escuchará usted el conflicto entre poderes por una ley, claramente, inconstitucional… (eso dicen)