Ya no es momento de hablar de la injusticia y el error que representó la cancelación del programa de estancias infantiles, todas las encuestas dejan claro que los mexicanos lo saben. Tampoco es tiempo de insistir en los miles de niños, niñas y madres afectados por esta decisión, que se padece a lo largo y ancho del país todos los días.
Si bien es cierto que la vía judicial está avanzando, tampoco podemos regodearnos en las pequeñas victorias judiciales que las estancias han obtenido contra la decisión autoritaria de Andrés Manuel. Se presentaron más de 4,500 amparos y cada día se tienen más suspensiones provisionales y definitivas que obligan a las autoridades a restituir los pagos a las estancias infantiles y así seguirá pasando. Sin embargo, el avance por esta vía es lento e insuficiente.
Ha quedado claro también que el programa no se canceló porque hubiese corrupción. El hecho de que al día de hoy no haya un solo detenido, una sola denuncia ni haya salido un solo nombre a la luz pública exhibe la mentira de este gobierno.
De lo que si es momento es de ver hasta donde vamos a ir en la defensa de las estancias infantiles y, sobre todo, de los derechos de las niñas, niños y mujeres trabajadoras de México, que requieren de los servicios seguros y de calidad de cuidado infantil. Es momento de decidirnos en esta encrucijada, ¿vamos con todo a defenderlas o seguimos impulsando y apoyando solamente la vía judicial? Apoyar la vía judicial es una decisión que no podemos abandonar, pero yo me pregunto ¿Nos vamos a quedar ahí? ¿Nos vamos a conformar con juicios que pueden llevar mucho tiempo mientras el gobierno sigue apostando a asfixiar a las estancias? ¿Vamos a permitir que este gobierno desvíe los 800 millones de pesos destinados a educación inicial en la SEP para los CENDIS irregulares del PT?
Me parece que es momento de organizarnos para utilizar otros mecanismos institucionales que lleven a la cancelación total de la decisión del presidente López Obrador de acabar con el principal esquema de cuidado infantil que existía en el país.
En este movimiento en defensa de las estancias y de los derechos de niñas, niños y madres trabajadoras de los sectores más vulnerables de nuestro país, hemos confluido mujeres y hombres de todos los partidos políticos e ideologías, así como personas sin militancia y organizaciones de la sociedad civil. A pesar de testimonios que evidencian el daño que esta decisión ha hecho, a pesar de pronunciamientos de distintos organismos nacionales e internacionales y todo tipo de manifestaciones de beneficiarias del programa exigiendo que se regrese, Andrés Manuel ha dejado claro que no va a ceder. El presidente no escucha, el tema le molesta y no hay argumentos que lo hagan darse cuenta de que este error daña a mujeres y pone en riesgo la vida de niños que hoy no tienen quien los cuide.
¿Qué se puede hacer ante un gobierno autoritario que no escucha? El Frente por la Niñez y quienes hemos defendido la continuidad de las estancias debemos pensar en evolucionar y convertirnos en algo más grande, organizado y con un objetivo claro que unifique el trabajo de todos los que en el país estamos luchando porque vuelva el programa. El presidente gana o pierde, pero no negocia, no cede, no asume errores, al presidente, por eso, hay que ganarle.
Para ello, necesitamos acudir a la pueblo como él le llama, o a la ciudadanía como le llamamos nosotros y preguntarles directamente ¿Quieren que vuelva el programa de estancias infantiles o no? Debemos poner la decisión por encima de él y en manos de todos los mexicanos, pero no en una consulta patito y amañada como las de este gobierno, en una consulta organizada por el INE conforme a la ley que sea vinculante y lo obligue a acatar la decisión de la ciudadanía.
Una consulta que permita organizar territorialmente a todos los que se han manifestado a favor de que regrese el programa de estancias infantiles y que nos permita visibilizar aún más la discusión, una consulta que abra la brecha en la forma de oponerse legalmente a un gobierno autoritario, una consulta que permita que cada que el gobierno vaya a tomar otra decisión que afecte a los más necesitados para beneficiar a sus aliados políticos y electorales, lo piense dos veces.
Una consulta que plantee una nueva forma de defender los derechos humanos de los grupos más vulnerables, en este caso, mujeres y niños y que deje de manifiesto que los derechos sociales y económicos tienen que ser progresivos y nunca regresivos y por ello, el presupuesto destinado a cumplir con el ejercicio de estos derechos no puede quedar sujeto a la voluntad unipersonal del presidente.
La verdadera pregunta que todos los que hemos participado en la defensa de las estancias debemos hacernos es ¿estamos listos para organizarnos en un solo esfuerzo para oponernos una vez más, en el marco de la ley y apostar nuestro resto a la decisión popular o queremos seguir este movimiento de manera limitada y haciendo aisladamente lo que podemos hacer desde el mundo de lo discursivo, ante un presidente que no entiende de argumentos ni de razones?
Sugiero y pondré todo mi empeño en que vayamos por la consulta legal, organizada por el INE, para que el pueblo o la ciudadanía decida si quiere o no que se reinstaure el Programa de Estancias Infantiles para garantizar el cuidado de niñas y niños y los derechos de las madres trabajadoras. Insisto, en derechos humanos de los más vulnerables ni un paso atrás.