Por: Kenia López Rabadán

Me da mucho gusto tener la oportunidad de escribir estas líneas para mi querida Universidad, a la que le debo un vasto aprendizaje, pues soy orgullosamente egresada de la Facultad de Derecho, en donde aprendí a velar por la justicia, la equidad, la solidaridad, la ética y el compromiso social. Quienes aquí nos hemos formado egresamos con responsabilidad y vocación de servicio, los universitarios le debemos a México nuestra educación y tenemos el deber de trabajar por el bien común de la sociedad.

Siempre he pensado que la UNAM es un reflejo de México, me siento profundamente orgullosa de que actualmente de la Facultad de Derecho, según el Portal de Estadística Universitaria, egresa 57% de abogadas y 43% de abogados.

Aunque, por otro lado, de acuerdo con el Portal Tendencias de género, en el área de doctorado de las ciencias físico-matemáticas e ingenierías, sólo 30% son mujeres y un abrumante 70% son hombres, pues hoy en día sigue siendo un estigma conocer a una mujer ingeniera o matemática. Como mujeres universitarias debemos atrevernos a romper los paradigmas que la sociedad ha impuesto, debemos atrevernos a ser lo que queramos ser, a estudiar lo que queramos estudiar, necesitamos más mujeres doctoras, más mujeres ingenieras, más mujeres abogadas, más mujeres matemáticas.

Que las mujeres tengan las mismas oportunidades que los hombres en acceso a la educación es un resultado progresivo de una lucha por la igualdad de derechos, pero aún falta mucho por hacer, desafortunadamente en muchos rincones de nuestro país seguimos padeciendo la falta de oportunidades por el único hecho de ser mujer.

He tenido el honor de ser diputada local, diputada federal y constituyente de la Ciudad de México, y siempre he llevado conmigo los valores universitarios en mi trayectoria profesional; desde estudiante busqué siempre la equidad de género y el respeto hacia las mujeres, cuando egresé me sentí con esa responsabilidad social de la que hablaba en un principio, por llevar este tema más allá de Ciudad Universitaria, quería equidad para todas y todos los mexicanos, eso me ha llevado a exponer el tema en las principales tribunas de nuestro país, de entre ellas una histórica, la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México.

Por primera vez, nuestra Ciudad tendrá una Constitución, en este documento histórico, con el apoyo de mis compañeras y compañeros diputados de los diferentes grupos parlamentarios, tuve la oportunidad de incorporar la paridad de género en todos los órganos de gobierno de la Ciudad.

El primer Congreso de la Ciudad de México estará integrado de manera paritaria, en el gabinete del Ejecutivo local habrá 50% de mujeres y 50% de hombres, la mitad de juezas y mitad de jueces en el ámbito judicial, de igual forma logramos paridad en la designación de los organismos autónomos de la ciudad.

Con la aprobación de esta iniciativa conseguimos que cualquier universitaria tenga acceso a los cargos públicos en igualdad de condiciones que los hombres.

En cuanto a la igualdad de género, hemos avanzado en algunas áreas y en otras aún hay mucho que hacer; combatir la violencia hacia las mujeres debe iniciar en las escuelas, en las universidades, por eso celebro que la UNAM lleve a cabo una campaña exhaustiva contra la violencia de género. La Universidad se ha sumado al movimiento HeForShe, proyecto impulsado en 2014 por el Secretario General de la ONU, donde la intención es involucrar a toda la sociedad a dar un cambio hacia la igualdad, involucrar a los niños, jóvenes y hombres para alzar la voz contra la discriminación y la desigualdad a las mujeres.

Me parece fundamental que la UNAM reconozca la importancia de erradicar cualquier tipo de violencia en contra de la mujer y así lo haya plasmado en el Plan de Desarrollo Institucional; celebro también la creación del Protocolo para atender casos de violencia de género, mediante el cual la comunidad universitaria pueda coadyuvar en la prevención, atención, sanción y erradicación de violencia de género dentro de la Universidad.

Al inicio expresaba lo orgullosa que me siento de nuestra Universidad Nacional, orgullosa de su acción en temas que aquejan a la sociedad mexicana, orgullosa de la labor altruista que realiza Fundación UNAM, esta asociación creada desde enero de 1993, que en sus ya 25 años ha apoyado económicamente a miles de universitarios con buen desempeño escolar que provienen de familias con ingresos modestos, para que puedan desarrollarse de manera óptima y completa en sus estudios, para que tengan un ingreso económico sin la necesidad de trabajar y que de esa forma sus estudios universitarios no se vean afectados.

Fundación UNAM cada año apoya a miles de jóvenes con becas de manutención, apoyo nutricional para jóvenes de bajos recursos, apoyo en el aprendizaje de la lengua inglesa, ayuda a que los universitarios y universitarias materialicen sus sueños de estudiar en instituciones académicas del extranjero, promueve brigadas de salud para las comunidades más necesitadas del país, difunde y apoya la cultura, entre muchas otras actividades que ayudan al desarrollo no sólo de los miembros de la UNAM, sino también en beneficio de todas y todos los mexicanos.

Fundación UNAM no es sólo ayudar, es un lazo que nos une a todos como miembros de una de las comunidades más grandes del país, la comunidad universitaria, somos una comunidad de miles de personas, somos miles de personas que queremos un México próspero, con mejores ciudadanos; ayudemos a la formación de los universitarios, pues serán ellos quienes se ocuparán del México del mañana, ayudemos a la UNAM, coadyuvemos con Fundación UNAM, el pueblo a la UNAM y la UNAM al pueblo. ¡Gracias UNAM!

Miembro de la Comisión Nacional Permanente del PAN

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