Todos quisieran matar a John Wick (Kaenu Reeves) por la “recompensa” que hay por su cabeza. Mercenarios, asesinos profesionales, bandidos de especialidad, superchairos, fifís de última generación y recién llegados que creen que pueden con el paquete, se inscribieron para tratar de acabar con la mejor y más rentable franquicia de acción hoy en día. Al lado de Wick, James Bond y Ethan Hunt parecen unos pobres ilusos en el mundo irreal del cine.
El efecto de esta cinta plena de adrenalina, acción desmedida a raudales, mala leche peor intencionada y metralla a la menor provocación, induce un efecto devastador en las películas de época, dramas románticos y demás desvíos fílmicos en donde no pasa, literalmente, nada; mientras aquí pasa todo, comenzando por una abundancia inusitada de disparos corporales a bocajarro.
Esta obra maestra del cine
de acción hace recordar el par de películas de Gareth Evans; The Raid que, en su momento (2011 y 2014), conmocionaron
el mundo del cine de acción
llevado al exceso del caos híperviolento jamás filmado.
¿A cuántos se echa al plato Wick?, hay que ver para creer la contabilidad de cuerpos y llevar la cuenta exacta.
El reparto de este delirio visual de coreografía de balas incluye, entre otros a Halle Berry, Ian McShane, Laurence Fishburne, Angelica Houston y Mark Dacascos, que le deben mucho de su dinero a este tipo de acciones descritas en el capítulo 3: de noir thriller: Parabellum, que se acaba de estrenar, exponiendo en Nueva York al Crimen Corporativo.
Un arsenal de mortíferas armas, incluyendo espadas ninjas que usa para su preparación para ir a la guerra, pone a Wick en una situación que, paradójicamente, busca la paz en una cinta dirigida por Chad Stahelski que ha dicho:
“Para qué hacer chistes, cuando puedes disparar sin perder el tiempo”. Por otro lado, nadie va a matar a la gallina de los huevos de oro, razón por la cual ya está anunciada la cuarta de la saga, cuyo estreno está previsto para mayo de 2021, si es que nuestro viejecito santo no prohíbe antes el cine.
Las casas productoras: Lionsgate, Thunder Read Pictures, Summit Entertainment y 87Eleven, cruzan los dedos de manos y pies porque las piernas de Keanu Revees duren más allá de sus 54 años y no tengan que recurrir con el antihéroe más allá de la silla de ruedas.
Sin embargo, si su humanidad no da para más, algo inventarán Darek Koldast (su guionista principal) y ejércitos especialistas en situaciones límite para salvar lo principal del cine: el dinero.
Entre tanto, los dueños de cualquier película en tierra de nadie, como siempre, sólo están esperando que les llegue su copia digital para poner en acción su plan estratégico de estreno alternativo que, por supuesto, incluye su ya peculiar alfombra negra para formatos de DVD y Blu-ray, con el plus del protagonista principal, John, derramando lágrimas de cocodrilo.
Contra lo que pudiera
esperarse en el renglón del soundtrack, no hay ningún grupo de rock (con excepción de Marilyn Manson), y sí mucha polilla, pero de la buena, encabezada por Andy Williams, Vivaldi, la Russian National Orchestra, Relaxing Piano Music Club, Tyler Bates & Joel J. Richard y, entre muchos, hasta el hermano de Silvester Stallone, Frank, en busca de una tardía nueva oportunidad en esta andanada de plomo.