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No es lo mismo Hellboy 15 años atrás con Guillermo del Toro en los controles, que la nueva versión que firma Neil Marshall, el de la series Westworld, Constantine y Dog Soldiers. Al amparo tan sólo del nombre franquicia y sin el original Ron Perlman, esta nueva entrega es algo que se antoja incomprensible, con una gravamen aturdidor de efectos especiales, incoherencia para despistar lo mismo al enemigo que a los fans y duración exagerada. Un verdadero desperdicio con el que Del Toro no para de reír.
Con que cara los de Netflix, en asociación con Telemundo y los anodinos de Argos pueden defender este terrible culebrón narco de triangulación sonorense, americana y mexicana, si sus principales protagonistas: Camila Sodi y el güero de rancho narco hichiclero, cada tres capítulos nos salen con un aburridor: “Tenemos que hablar”. Se trata de la mayor telenovela que amenaza con más de ¡90 capítulos! con la trama de mayor coincidencia de personajes en la misma casa, la misma cocina económica, el mismo congal, la misma vecindad y los mismos narcos brabucones sin imaginación y barbaridad y media.
Los hijos de la Sodi, producto de su matrimonio con el baquetón de su exmarido (El Corona) son no sólo patéticos sino insufribles y con cara de fuchi (principalmente la Barbie Casillas). Las Bailarinas del Babel (que ni yendo a bailar a Chalma), se sienten como que están en el Lido de París y, por el lado de los malandrines, todo mundo saca la pistola, para amenazar, pero les da frío a la hora de meter plomazos. Con su cuerpo de tentación a la primera mordida, sólo la Samandhi Zendejas, (Cirse Gaona), lleva la voz cantante asociada con indias pitonisas: Felipa Pérez (Gabriela Roel) y madrotas como Ramona (Azela Robinson), en medio de una runfla de machos mediocres encabezados por el amigo de Yalitzia Aparicio: Gabino Gaona (Sergio Goyri) y el convenenciero, sádico y sacatón: Joselo, Joselito y anexas (Uriel del Toro).
Entre docenas de “Tenemos que Hablar”, la santurrona y metiche Camila “Chaparrita” Guevara y Diego “Huachicol” Hidalgo; intromisiones y mandilonerías del Porfirio Corona (Marcus Ornellas), amores huicholes entre Chucho (Tony Valdés) y Dianita (Claudia Casillas), actores como Alejandro Camacho y Álvaro Guerrero pasan casi inadvertidos y, lo poco explotable con veteranos y golpeadores de las telenovelas baratas como Eduardo Corona (Eduardo Yáñez) se vuelve tedioso.
Para hoy en la noche algo más amable y emocionate: la transmisión por HBO a las 19:00 horas, de la inducción al Salón de la Fama del Rock 2019 de Roxy Music, The Zombies, The Cure, Radio Head, Stevie Nicks, Def Leppard y “Doña Pelos”: Janet Jackson que, sin ser roquera, se filtró a la mala a la máxima fiesta del rock. Los sets de actuación con un formato lejos del habitual de años pasados de todos los inducidos, son verdaderamente antológicos y el personal que los presenta, es legendario: Bryan May, David Byrne, Trent Reznor, Simon Le Bon, John Taylor, Susanna Hoffs, Stevie Van Zandt y Don Henley. Se suben también al carro: Ian Hunter de Mott The Hoople que con Roxys como Phil Manzanera, Zombies como Rod Argent y Colin Blunstone, la Hoffs, Bryan May y Def Leppard entonan el cierre con el himno inglés del rock: “All the young dudes”.
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