Como parece que el “narco” ya no deja, Rafael Amaya (El Señor de los Cielos, con enojo desde el más allá de Amado Carrillo) es el protagonista con pegadísimo leotardo negro masculino, de unos comerciales horribles de Izzi donde trata de convencer al respetable de ver películas y “miles de series” (¿miles de series?... ¿ya las contaron?) cuando todos los que ven tele de paga saben que Izzi es la peor opción de Televisa. Tal vez cuando hagan literalmente un barrido a profundidad y no volvamos a saber nada de El Burro Van Rankin, Esteban Arce, Andrea Legarreta, Galilela Montijo, El Vitor, Jordi Rosado… sus nefastas telenovelas y auténticos programas de horror la cosa cambie, pero no es nada seguro.

Mientras eso sucede o no, el otro narco, el que sí deja: La segunda temporada de El Chapo transmitida por Netflix, parece ser un larguísimo ajuste de cuentas con casi igual número de balas que en el sexenio de la guerra de Calderón. Lo inexplicable es que, en la primera temporada, los creadores (Silvana Aguirre, Carlos Contreras, Diego Vega Vidal, Carlos Esteban Orozco) no tenían miedo al qué dirán con respecto a los nombres (salvo los Arellano Félix) mientras que en la segunda, sí.

Sin embargo, no se necesita ser muy versado en asuntos del narco, para saber quién es quién (a pesar del “cambio” de apellidos) o de fisonomías: Salinas, es Salinas y Chente y Martita, son un buen remedo de la pareja presidencial en un escenario en donde Joaquín El Chapo Guzmán (Marco de la O), va por todo y por todos en una trama donde Humberto Busto quiere ser presidente (si no pasa nada, en la temporada 3).

Lo padre de Netflix es que, cada semana adicionan películas, documentales y series de primera (todo lo contrario de la blandengue programación de Blim). En el rubro de documentales, esta semana entró el rockumental sobre la legendaria cadena de tiendas de Tower Records, que lleva por título una memorable canción de George Harrison: All things must past, una historia que arrancará lágrimas de vinilo para los que alguna vez compraron un acetato en esa cadena.

También esta semana entró a rotación la tercera temporada de Fargo (con acceso a las dos primeras), una auténtica joya de la comedia negra sofisticada y el drama criminal de sangre con estilo y equívocos mortales. Si las dos primeras son un modelo de inteligencia, la tercera no se queda atrás.

pepenavar60@gmail.com

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