Aunque no lo parezca, Shazam, una de las aplicaciones más populares de teléfonos inteligentes para identificar en segundos canciones e intérpretes originales y aleatorios, nos es tan conocida, hasta para quienes suponemos deben estar al día, sobre todo si se dedican al aterrizaje interestelar de canciones y volverlas discos físicos. Esta AP de Android es una útil herramienta, sólo hay que activarla y dirigirla hacia la fuente de sonido para que nos diga el título de cualquier canción que hayamos oído, pero que no recordemos nombre e intérprete.
Así, shazameando, nunca se está fuera de lugar, y nos permite escuchar canciones completas en sitios como Google Play, Deezer, Rdio y Spotify, aparte de ver videos, conocer biografías, llevar archivos de acciones, saber de las últimas novedades y más. Si no se quiere la publicidad que trae consigo, hay una versión que la elimina, como la mayoría de AP. Pero de alguna manera, “La joya de la Corona”, vienen siendo, la versión plebeya y gratis de Spotify y la de mayor linaje musical, la mediante un pago, que elimina la publicidad. Teniendo estas dos herramientas es que ha florecido el negocio alternativo de las disqueras independientes de bajo perfil en donde los usuarios acceden finalmente a un acabadísimo producto físico, atractivo, presentado en versión de réplica (japonesa o italiana) o mini LP, que cada día tiene más adeptos en su versión estándar de 15X15.
Los buenos ejemplos de aterrizajes desde el cielo digital abundan. A mí, en lo personal me han tocado unos tan gratificantes, que me hacen amar cada día más la música. Uno de los más recientes me lo proporcionó la tercera temporada de Fargo, la muy recomendable serie entre comedia negra y drama criminal producida por los hermanos Cohen. En el primer episodio, dos de los protagonistas: Ray Stussy (Ewan McGregor) y Nikki Swango (la bellísima Mary Elizabeth Winstead), oficial de Libertad Condicional y su astuta novia, entran a un casino a un concurso de bridge. Toda la secuencia hasta que termina de jugar y con un tercer lugar en la justa, es ambientado musicalmente por un tema “Prisencolinensinaiciousol” que, Shazam, identificó como del cantante italiano Adriano Celentano, incluido en el álbum Superbest.
Una vez consultado mi dealer de confianza musical, se puso a trabajar en la versión física del álbum haciéndome la observación de que había también otra versión de la canción en otro disco de los más de 50 vinilos de Celenano. Ante la sugerencia opte por las dos versiones y estoy maravillado de lo versátil que es este cantante que ya conocía por otras canciones que incluso sonaron en la radio mexicana antes de la era del Internet hace mil años. La canción de larguísimo nombre es una maravilla, no en vano fue escogida con mucho tino para matizar la acción del jugo en ese primer episodio de la oscura serie.
Así como este ejemplo hay miles pero, lo más increíble de Spotify es que uno puede escoger oír prácticamente lo que le dé la gana, o aventurarse en algo que, a lo mejor, nunca oiríamos. Así que simplemente hay que escuchar y cuando brinque la liebre con algo verdaderamente nuevo u original, apuntar canción y álbum de procedencia, y luego consultar a los doctores profesionales en música para llevar al paciente al estado físico y, seguro, con bonus.