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Le pasan otra factura al flaco de Úbeda: Joaquín Sabina, quien le debe mucho a un México del que no reconoce lo importante que fue al principio de su carrera, se vuelve a quedar sin voz.
La primera fue en abril aquí, mientras que la más reciente en Madrid fue el 16 del presente.
En lugar de darle gracias a la vida, porque el infarto cerebral que le dio hace unos años le permitió volver a cantar y acordarse de la letra de las canciones, ha seguido con los excesos a pesar del aviso de una trombosis en la pierna.
Por lo pronto, ha tenido que cancelar sus conciertos y seguir los consejos del médico (que, por lo general, no obedece) para que dure un poco más de sus 70 y pico.
Luego de más de 70 capítulos: por fin terminó la bioserie El Príncipe de la canción, basada en la vida de José José, producida por Telemundo en una suerte de biopic, historia negra familiar, sexo, drogas, alcohol y rocanrol, magia blanca y negra, locura exacerbada, comedia involuntaria y crímenes sin castigo en donde a José le cargaron la mano con una serie de histerias paralelas, que ni venían al caso. Tan bueno era El Príncipe, que ni las manos metió ante los abusos de La Kiki Herrera Calles, Anel Noreña y su estafador y voraz hermano que lo dejaron en la calle. Para colmo, los guionistas de la serie, unos verdaderos ignorantes, metieron al ajo a quien les dio su gana, inventando patraña y media. En los últimos capítulos, éstos, que no saben ni lo que fue “Rock en tu idioma” metieron a chaleco a Caifanes, disfrazados de “Caimanes” y la pugna de la vedete del conjunto Saúl Hernández (Raúl) y Alfonso André (Andrés), más la amante del primero (Mili). De Diego Herrera y Sabo nada, en un cuento análogo de lo mucho que vendían y lo venido a menos que están hoy a la hora de vender discos… Y la bruja malvada de Chorussa Reyes, brillando por su ausencia y su “padre discográfico”, Jorge Chiwo, también.
Y ya entrados en gastos y daños colaterales: aquí los nombres de las próximas series que se anuncian en donde, cuando el periódico suena, aunque el río no lleve agua: “Alejandra Guzmán” con la vida de excesos que ha llevado y sus asociaciones músico-delincuenciales en la que ha hecho mancuerna con otras indiciadas del espectáculo, como Gloria Trevi. “Magneto” pero no el dolor de cabeza de los X-Men sino el grupete creado por el guadalupano hasta las cachas, Toño Berumen. La historia llegará hasta los chavos rucos en que se han convertido hoy. Otro que tendrá su bioserie es Julio Iglesias, con la ficción del cántico borreguil que ha perseguido a generaciones. Y, finalmente, muerto Luis Miguel en su primera temporada, se alza su padre, Luisito Rey con la historia jamás contada del mejor villano de bioseries, hasta ahora.
Siguiendo con la música y luego de exprimir las vidas de Juan Gabriel, Lupita D’Alessio, Joan Sebastian… no falta quien ya está viendo la posibilidad de llevar a la pantalla (ya no) tan chica las vidas de próceres y héroes de nuestro rock como el ídolo de Nezayork Charlie Monttana. En el terreno del rock urbano, algunas plataformas ya están en tratos para llevar a cabo la serie El Barbaján, que narrará la historia de un blusero de color. Y Ricardo Bravo, el Niño Héroe del rock mexicano, también tendría su fábula televisiva que culminará arrojándose en el lábaro patrio nacional, desde el castillo de Chapultepec, por el rock mexicano, dando a conocer antes algunas netas.