Los ciudadanos que nos hemos registrado como aspirantes independientes a diferentes cargos, tanto a nivel federal como local, estamos en un esfuerzo diario por lograr las firmas necesarias para obtener la candidatura.
La aplicación electrónica que fue diseñada por el INE para la recabación de firmas ha representado muchos problemas en su ejecución. En lo personal, obtengo todos los días varias firmas de apoyo y en todos los casos he tenido que repetir el escaneo de ambos lados de la credencial y corregir distintos dígitos alfanuméricos que están equivocados. La semana pasada, la aplicación para las elecciones locales fue actualizada y ha mejorado en parte; sin embargo, continuamos con la necesidad de corregir y completar los distintos campos de información.
El sistema requiere de varios auxiliares con objeto de multiplicar el esfuerzo para alcanzar la meta, quienes deben registrarse previamente, capacitarse y contar con un dispositivo móvil que tenga la capacidad de manejar la aplicación. Sin duda alguna estamos caminando hacia una “mejor democracia”, pero desde el planteamiento inicial la aplicación significó un impedimento a un ejercicio verdaderamente democrático que fuera incluyente y abierto a toda la ciudadanía.
Pedro Ferriz de Con hizo una propuesta práctica e inteligente a la cual yo me sumé con entusiasmo. Ésta consistió en solicitar al INE modificar el programa de la aplicación con objeto de que fuera abierta a la ciudadanía; es decir, que quien así lo decidiera, pudiera bajar la aplicación en su computadora o teléfono celular, hacer la misma operación que realizamos en la aplicación actual y firmar por el aspirante que quisiera. La propuesta no fue aceptada por el INE y sólo accedieron a hacerle algunas mejoras a la aplicación para facilitar el proceso.
En días pasados el INE ha publicado una serie de comentarios relativos al uso indebido de base de datos y de credenciales de elector por parte de algunos aspirantes independientes, amenazando con sanciones y hasta el retiro del registro del aspirante si se le encuentra alguna de estas irregularidades, consecuencias de una acción fraudulenta.
No obstante, y aunque esto no exime de las acciones fraudulentas de algunos aspirantes, el INE es responsable en gran medida de los hechos que denuncia, primero porque es el principal responsable del resguardo y protección de las bases de imágenes y de datos que maneja; y segundo, porque las reglas del juego no fomentan un entorno realmente democrático para los aspirantes y mucho menos para el ciudadano.
Por otra parte, la mayor inequidad que está habiendo en este proceso electoral, es la simulación de las precampañas por parte de todos los partidos políticos agrupados en coaliciones. Resulta que en ningún caso hay precandidatos; es decir, los aspirantes de las principales coaliciones y partidos políticos ya estaban designados sin la participación democrática de los miembros de cada partido, simplemente por la decisión cupular en los partidos tanto a nivel federal como local.
Los aspirantes independientes no tenemos ningún apoyo en esta parte del proceso; lo hacemos estrictamente con recursos privados. En cambio, los partidos en estas “supuestas precampañas” están invirtiendo cantidades insultantes de dinero público en procesos simulados que representan el mayor fraude de arranque del periodo electoral.
Después del terrible terremoto del 19 de septiembre, los dirigentes de los mismos partidos ofrecieron reducir los gastos y evitar campañas onerosas, ¿dónde quedó ese acuerdo? ¿Cuánto han dirigido a la reconstrucción y cuánto a las precampañas?
El INE, que tanto se preocupa por el desarrollo de firmas para los independientes, debería poner la misma atención en auditar y supervisar los enormes gastos de los partidos en esta parte del proceso y frenar las precampañas simuladas donde no hay precandidatos.