De cara a uno de los procesos electorales más grandes y complicados que ha vivido el país, del que dependerá el futuro democrático del México contemporáneo y como uno de los actores que siempre ha buscado contribuir al bien común deseo señalar lo siguiente:
Pretendí estar en la boleta electoral como una opción de cambio real para la Ciudad de México, primero por el PAN y luego como independiente, nunca como una ambición personal sino por la defensa —que considero muy urgente— de una plataforma con visión metropolitana y de largo plazo, que garantice la sustentabilidad y viabilidad de nuestra Ciudad para las próximas generaciones.
Pese a que nos quedamos muy cerca de lograr el objetivo y no apareceremos como una alternativa más en la boleta, mi equipo y todos los que me otorgaron su apoyo seguiremos trabajando por la vía ciudadana. Las 71 mil 674 firmas de ciudadanos plasmadas bajo mi nombre son motor suficiente para seguir luchando por lo que creemos.
No obstante, en este proceso electoral 2018 han quedado al descubierto dos realidades muy graves: la descomposición de los partidos políticos y un serio retroceso en democracia del país.
El periodo de precampañas, de acuerdo con la ley electoral, debió ser el espacio para que los partidos realizaran sus procesos internos, pero en ningún caso hubo consultas ni elecciones entre los militantes. Sin excepción y escudándose en la figura de las coaliciones, todos pasaron por alto sus propios reglamentos, estatutos y principios. Ningún candidato contendió en una convención. Fue muy grave la omisión de los institutos electorales, tanto a nivel federal como local, para no frenar la burda simulación y el despilfarro de millones de pesos tirados a la basura.
Por otra parte, la aparente “apertura” hacia la figura de los candidatos independientes fue diseñada para poner todos los obstáculos que frenaran la posibilidad real de tener más opciones.
Siempre hemos apoyado el uso de aplicaciones electrónicas (apps) que faciliten los procesos electorales, creo que es el futuro de una democracia abierta y participativa. Sin embargo, la app para recabar las firmas estuvo mal diseñada y peor aplicada, tuvo muchas fallas, complicaciones y resultó muy limitada. Fue antidemocrática en tanto no se permitió un acceso directo y propició formar toda una enorme estructura de auxiliares voluntarios que realizaran la función.
Algunos candidatos independientes propusimos que se abriera el uso de la app para que los ciudadanos que así lo quisieran tuvieran acceso directo para bajarla y firmar por algún independiente. El Instituto Nacional Electoral (INE) no accedió a la petición.
A la mitad del proceso de firmas, el INE adoptó una posición rigorista por la cual muchas firmas que nuestros auxiliares enviaron fueron rechazadas con criterios subjetivos y violando el principio in dubio pro reo.
Se cierra este capítulo y quiero compartir que el ejercicio ha sido enriquecedor para todo nuestro equipo de trabajo. Dejamos precedentes importantes, como la decisión del Tribunal Electoral local que declaró inconstitucional el haberme negado el registro. Esto obligará a la reforma inmediata de un artículo de la nueva Constitución de la Ciudad de México, como ya lo habíamos advertido. También, la decisión de la Sala Superior del Tribunal Electoral que ordenó la ampliación de nuestro plazo para firmas, dejando establecido claramente y protegido el principio de equidad que peleamos.
Finalmente, quiero externar mi reconocimiento al personal técnico y a los Consejeros del Instituto Electoral de la Ciudad de México, quienes en todo momento nos asesoraron y apoyaron. Ante el descrédito y corrupción de los partidos urge organizar la mayor participación ciudadana para que sea el contrapeso necesario que exija los cambios de fondo que nuestra Ciudad y país requieren con urgencia. El equipo que hemos formado continuará su trabajo por la vía ciudadana para tener la Ciudad Posible que anhelamos y merecemos los capitalinos, los invito a que trabajemos juntos para lograrlo.