Uno de los temas centrales de mi plataforma política para la Jefatura de Gobierno está en el máximo aprovechamiento de las energías renovables en nuestra Ciudad.
México cuenta con uno de los mayores potenciales del mundo en energías renovables. Se estima que el país podría tener una capacidad de potencia instalada de 57.0 GW, cuando al día de hoy contamos sólo con 6.7 GW. Después de aprobada la Ley de Transición Energética, finalmente los 57.0 GW se han establecido como meta al 2020.
En materia de energía solar, México cuenta con uno de los valores más altos en el mundo de insolación con una media de 7.0 KWh/m2/d; sin embargo, tenemos uno de los aprovechamientos más bajos de todo el planeta. Por ejemplo, Alemania que tiene una insolación menor a la mitad de la de México de 3.0 KWh/m2/d, cuenta con 35 GW de potencia instalada, mientras que en México apenas llegamos conservadoramente a 0.052 GW; es decir, casi 700 veces menos.
La generación de potencia a través de energías renovables está directamente vinculada a mejor calidad del aire debido a la disminución en las emisiones a la atmósfera. Es de todos sabido la pésima calidad del aire que respiramos en el Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM) y sus graves consecuencias en la salud de sus habitantes.
El ozono y las partículas suspendidas son los contaminantes que tienen mayor importancia debido a sus efectos en la salud y a que la magnitud de sus concentraciones exceden las normas de protección máximas establecidas.
Actualmente en la época seca-caliente, que abarca los meses de marzo, abril y mayo, se presentan condiciones de mayor riesgo para la salud de la población ya que los niveles de ozono y de partículas PM10 se elevan muchas veces al doble de los límites establecidos.
Una partícula suspendida sólida o líquida, de un diámetro entre 10 y 2.5 micrómetros, conocidas como PM10 y PM2.5, penetran directamente al aparato respiratorio sin ser capturadas por sus mecanismos de limpieza. Una vez dentro del tracto respiratorio, dependiendo de su tamaño, pueden acumularse en diferentes sitios; las PM10 penetran a la zona traqueobronquial, mientras que las PM2.5 penetran hasta los alvéolos pulmonares. Los riesgos a la salud asociados con las partículas en el área pulmonar son mayores que las que se quedan en la garganta.
Además del ozono y de las partículas suspendidas en la atmósfera de la ZMCM, están presentes cientos de compuestos orgánicos volátiles, metales y otras sustancias muy contaminantes como el plomo que pueden incrementar potencialmente el riesgo de cáncer.
En nuestra plataforma política, planteamos una serie de programas enfocados a reducir al máximo las emisiones hasta alcanzar la norma establecida para garantizar la salud de los capitalinos. Una política central de gobierno será el aprovechamiento de la energía solar en la Ciudad al máximo posible, lo explicaré en la segunda parte de mi artículo.