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En un artículo publicado por el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, titulado El derecho fundamental a interrumpir el embarazo, establece la tesis –muy lamentable– de que un bebé en gestación no es persona y por lo mismo el Estado no tutela sus derechos.
Es muy preocupante que quien encabeza el máximo tribunal de la Nación no tenga la asesoría científica que demuestra que el bebé es persona desde el momento mismo de la concepción. Los derechos no pueden ser progresivos en función de la edad o la maduración de la persona o de acuerdo al tiempo que transcurra en su vida.
En su artículo menciona: “A medida que aumenta progresivamente la capacidad del organismo para sentir dolor, experimentar placer, reaccionar a su entorno y sobrevivir fuera del vientre materno, aumenta también su viabilidad para ser persona”.
Este concepto es falso dado que científicamente está demostrado que el bebé en el seno materno percibe los sonidos, temperatura, vibraciones y experimenta emociones. Hace apenas unos días, tuvimos la noticia del nacimiento de una bebé prematura de 23 semanas de gestación que nació con un peso de sólo 243 gramos y sobrevivió. Este hecho echa por tierra los argumentos del ministro Zaldívar Lelo de Larrea.
En la doceava semana de gestación, momento en el que algunas legislaciones han despenalizado el aborto, el cerebro y el sistema nervioso del bebé funcionan; mueve brazos y piernas, tienen formadas las huellas dactilares. Con apenas 10 centímetros de estatura y 45 gramos de peso, percibe las sensaciones de su entorno y se ha comprobado científicamente que siente el dolor.
Este bebé, a quien el ministro Zaldívar califica como “algo”, más bien es “alguien”. Absolutamente un ser humano y por lo mismo “persona” y por lo tanto sujeta de derechos como cualquiera de nosotros. Sus derechos están garantizados en el artículo primero de la Constitución que establece que “todo individuo gozará de las garantías que otorga esta Constitución”. Si el ministro no le concede el carácter de “persona”, no puede negar que se trata de un “individuo”. El ministro Zaldívar en su mensaje viola la Constitución, atenta contra el derecho fundamental a la vida y contra la inviolable “dignidad de la persona”, no aporta orientación para la mujer ni para las familias que viven la difícil situación de un aborto, y no toma en cuenta los argumentos científicos que hoy son ya indubitables.