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“En la vida hay que evitar tres figuras geométricas; los círculos viciosos, los triángulos amorosos y las mentes cuadradas”. Mario Benedetti
A fin de cuentas, todos tuvieron razón: el Frente Ciudadano por México no nació. En su lugar apareció en el escenario una alianza electoral, pragmática, nada ciudadana, en cuyo nombre parece que alguien se va de bruces, o cumple una orden militar de combate: ¡Por México al frente!... ¿y va mi espada en prenda?
—¿Cómo se han conformado las fuerzas electorales para la batalla?
Todo es como un triángulo. No sabemos si equilátero, isósceles o escaleno, pero su base y cada uno de los lados están conformados también por tres elementos.
Uno está hecho con la amalgama de Morena, el Partido del Trabajo y quizá el Partido Encuentro Social, todo depende de que AMLO decida apoyar o no la candidatura de Cuauhtémoc Blanco al gobierno de Morelos. Otro, por el Partido Revolucionario Institucional, el Verde y Nueva Alianza. El último es el de los “frentistas”: Partido Acción Nacional, de la Revolución Democrática y Movimiento Ciudadano.
Tres lados, tres fuerzas integrantes, tres coaliciones. Tres por tres.
Los candidatos están a la vista: Andrés Manuel López Obrador, José Antonio Meade y Ricardo Anaya; tres fuerzas combinadas cuya potencia aumentará —o mermará— conforme transcurra la campaña presidencial.
Es la hora de las apuestas… y las encuestas, publicadas o no.
El PRI está arrumbado en el tercer sitio, pero le sobran maña, fuerza y recursos de dimensión incalculable. Su candidato es políticamente correctísimo, demasiado quizá. Aunque se le mire frío, José Antonio Meade no está manco. La cargada mediática puede matizar los cuestionamientos a su extraña candidatura “ciudadana”, aunque sea el menos priísta de los priístas, ungido en un alarde de necesidad.
El panista-frentista Ricardo Anaya, “haiga sido como haiga sido”, es más ca…nijo que bonito. Llega precedido de una fama maquiavélica ganada a pulso. Su colocación en la antesala para “la grande” lo hace notable por razones de edad, capacidad de pelea y resistencia a los golpes bajos. Es un tipo de cuidado. Anaya se planta como una opción viable ante el priísmo devaluado y el lopezobradorismo anquilosado; rancio.
… y López tiene a López, quien se impuso solo. Es el colmilludo hombre de Morena, cuyo registro se encomienda precisamente a la “Morena del Tepeyac” en su día, arropado con el ayate de la democracia para exorcizar a los demonios de la “mafia del poder”. AMLO ahí está, ahí está, viendo pasar el tiempo… con la furia de veinte años de pendencia.
Como en las corridas de toros, tres coletudos están en el ruedo. Aunque pudiesen sumarse uno, dos o tres independientes (El Bronco a galope tendido, La Margarita deshojada o El Jaguar Ríos Piter)
—¿La baraja de los “presidenciables” está completa, aunque sólo traiga tres ases?
—¿Quién de los tres tiene la llave para abrir la puerta?
EL MONJE FORZUDO: A estas horas, las preferencias electorales rumbo a 2018 prevén un escenario de arranque cerrado a tres fuerzas. A la cabeza PAN-PRD-MC, seguido de Morena-PT y en tercer lugar PRI-PVEM, según la encuesta realizada por Roy Campos, de Consulta Mitofsky, para el diario El Economista. Sin embargo, cuando se menciona a quienes se perfilan a encabezar la contienda por cada coalición, todos crecen menos López Obrador (Morena-PT- ¿PES?) quien mantiene 23% de las preferencias; Anaya (PAN-PRD-MC) sube poquito, a 20%, y Meade (PRI-PVEM-PANAL) sube más que los demás, a 19.4%, a pesar de los negativos que carga el PRI, al tener a tantos tan enojados.
@JoseCardenas1
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