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Es escandaloso. Graco Ramírez y Gerardo Ruiz Esparza pelean sin tregua por salvar el pellejo y de paso hundir al otro en lo más profundo del socavón.
El gobernador de Morelos denuncia las ansias del gobierno federal por inaugurar una vialidad inconclusa y mal hecha. Insiste en haber advertido al presidente Peña del peligro de inaugurar la obra sin corregir las anomalías, por el riesgo que se produjera un accidente.
¿Es decir, yo no fui fue la SCT, pégale, pégale que ella fue, como ironiza Gonzalo Rocha en su cartón de ayer en el diario La Jornada (http://www.jornada.unam.mx/2017/08/24/cartones/rocha.jpg)?
El secretario de Comunicaciones revira con furia. Acusa a Graco de mentiroso, de no haber tenido el valor de respingarle al Presidente de la República y, peor, señala al gobierno morelense como responsable de las dos muertes ocurridas el 12 de julio.
El peritaje del Colegio de Ingenieros Civiles de Morelos es contundente: el Paso Exprés tenía fallas estructurales; los encargados de la magna vialidad no pudieron o no quisieron reforzar el drenaje en el lugar de la tragedia, de hecho, la estructura de la autopista fue factor importante del colapso.
“El culpable (del socavón) es el proceso de decisiones mal tomadas en la cadena de todo, desde el estudio, hasta la supervisión de la construcción (…) hubo omisiones (…) como advirtieron los vecinos de la barranca de Santo Cristo desde octubre del año pasado”, advierte el perito Humberto Marengo Mogollón.
¿Todo eso lo sabía la SCT y nada hizo?
Las culpas se cebarán en las empresas constructoras. El consorcio Aldesa-Epccor seguramente será castigado con el retiro de contratos, como el del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México… y quizá, mucho más.
Después de mes y medio, por fin fue tapado el socavón, pero dentro quedó enterrada una “papa caliente”.
A Gerardo Ruiz Esparza también le urge cerrar el caso; pugna por mantener la investigación en el ámbito de las responsabilidades administrativas que habrá de deslindar la Secretaría de la Función Pública, para que todo se arregle con multas y sanciones; lo que cueste saldrá barato. Para el gobernador de Morelos eso sería insuficiente; se lanza a fondo y exige la intervención de la PGR para fincar responsabilidades judiciales.
Graco tiene razón al señalar que la obra federal era responsabilidad de la SCT. Como muchos legisladores, comentócratas y público de a pie, demanda la separación del cargo de su mejor nuevo enemigo, en tanto cesa el intercambio de culpas. Uno de ambos miente para ocultar la verdad de lo ocurrido y niega el derecho de la sociedad a conocer la verdad, reclama la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
En temporada de crisis, las culpas, que sobran en este caso, están de oferta. El deslinde de responsabilidades aún brilla por su ausencia. El maldito socavón se ha tragado la vida de dos personas, el poco prestigio que le quedaba al secretario Ruiz Esparza y suma una raya al tigre de la corrupción institucionalizada, porque les guste o no, inaugurar una autopista en las condiciones que quedaron reveladas por la tragedia constituye, sin duda, un acto delictivo.
El socavón no fue accidente…
Olvidémonos de la responsabilidad política. Ese es un eufemismo para académicos y sociedades más civilizadas, con políticos que sí tienen vergüenza y sentido del honor, pero aquí, no siempre quien la hace la paga.
EL MONJE IRRESPONSABLE: Si no fuera por la muerte de un padre y su hijo, Gerardo y Graco parecen Viruta y Capulina, o al revés, El Gordo y El Flaco, en una guerra de pasteles…
@JoseCardenas1
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