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En política no hay coincidencias, aunque en ocasiones las señales pretendan engañar con la verdad.
Pocos pueden deslindar la prisión domiciliaria de La Maestra Elba Esther Gordillo de la firma del convenio de coalición entre el PRI y el Partido Nueva Alianza (Panal) para la contienda presidencial.
La primera lectura obvia es que el líder del partido turquesa, Luis Castro Obregón, vendió caro su amor aventurero a cambio del traslado de la profesora a su penthouse de Polanco; eso dicen quienes creen saber que hubo órdenes de “muy arriba” para que la PGR desistiera de mantener a Gordillo encerrada en un hospital, porque así lo mandata la ley para un adulto mayor “con enfermedades crónico-degenerativas, que no representa riesgo de fuga ni peligrosidad social”, como afirma su abogado Marco Antonio del Toro.
Sin embargo, la teoría del intercambio negociado, suculenta para la intriga, tiene sus bemoles.
Elba Esther Gordillo fue a prisión por dos delitos de defraudación fiscal y un tercero por lavado de dinero y delincuencia organizada. Los dos primeros terminaron con sentencia de inocente. Está pendiente el último, el más escandaloso.
No faltan quienes aseguran que en el fondo Elba Esther fue a dar 4 años 10 meses a la cárcel por su oposición a la reforma educativa, cuando el gobierno de Peña Nieto buscaba legitimidad con un golpe político y, sobre todo, enviar un mensaje a los poderes fácticos sobre lo que podría ocurrir a todo aquel que se opusiera a su agenda reformista.
Juan Díaz de la Torre, heredero de la profesora, tomó las riendas del SNTE y se convirtió en un incondicional de la reforma educativa. Luis Castro Obregón, por su parte, decidió marchar al ritmo marcado por Los Pinos. El instinto de sobrevivencia obligó a ambos a renegar de su benefactora.
Visto así, la alianza entre el PRI y el Panal era lógica y natural. Sin embargo, en el imaginario colectivo el nombre de La Maestra no puede deslindarse del sindicato magisterial ni del partido turquesa.
El analista Jorge Castañeda presume conocer a Elba. Cree que en el caso de la alianza del Panal con el PRI no hubo coincidencia alguna con el cambio a la prisión domiciliaria. Asegura que la relación de La Maestra con el sindicato magisterial y el propio Panal quedó totalmente rota. “Lo último que ella iba a hacer era pedirles a ellos algo para que a cambio la soltaran y lo último que iban a hacer ellos era hacerle caso, no tenían ninguna necesidad de eso. Considero que Juan Díaz de la Torre y Luis Castro Obregón actuaron como los peores amigos”.
Según Castañeda, y otros “enterados”, no cuadra la teoría del intercambio. Lo menos que conviene al PRI y a su candidato “ciudadano”, José Antonio Meade, es que los liguen a una de las figuras más odiadas entre la opinión pública. Una cosa es cumplir con la rancia liturgia de pedir el apoyo de los liderazgos jurásicos y otra muy distinta pactar con el diablo… vestido de Prada.
EL MONJE SUPOSITORIO: La prisión domiciliaria para Elba Esther Gordillo, por la cual el sistema judicial nos pretende convencer de que una jaula de oro sigue siendo una prisión, y la firma de alianza electoral del partido político que la abandonó en tiempos de desgracia, pueden significar un auxilio para el PRI, pero no por las obviedades con que se les quiere analizar. El simplón quid pro quo (esto por aquello) no se traduce en la suma de votos automáticos del magisterio a favor del candidato Meade. De ninguna manera. El corporativismo de manada electoral hace mucho tiempo dejó de existir en este país, como dejó de existir la afiliación obligatoria y los monopolios sindicales. Hoy cada quien se alinea con quien quiere; los sindicatos se han desvanecido; las huelgas no existen más que en los libros y el “movimiento obrero” es añoranza. No, el PRI no ha ganado nada con la prisión casera de la señora Gordillo. Ganó, sí, con la alianza del Panal, cuya militancia le puede garantizar cobertura total de representantes idóneos en las casillas el día de las elecciones. Ese podría ser el mejor resultado. Si Elba Esther ha recibido garantías de agilizar su proceso judicial de exoneración a cambio de no apoyar directa o indirectamente al moreno Rayito de Esperanza es otra cosa. Esa puede ser la auténtica bola roja de la carambola. ¿Entonces, quién se beneficia y a quién perjudica la morbosa coincidencia?
@JoseCardenas1
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