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“No hay nada peor que la imagen nítida de un concepto difuso”.
Ansel Adams
A diez meses de la elección presidencial, la encuesta de Buendía &Laredo, publicada por EL UNIVERSAL, pone a temblar a los rivales del “Rayito de Esperanza”.
Ni la derrota en el Estado de México, ni los escándalos de corrupción de Eva Cadena, o del delegado en Tláhuac y sus oscuras relaciones con El Ojos, parecen haberle quitado una sola pluma al gallo de López Obrador.
Morena no sólo sigue a la cabeza de las preferencias electorales, sino que mantiene prácticamente el mismo nivel de aceptación de hace tres meses, cuando contaba con el 24 por ciento de simpatías (ahora tiene el 23 por ciento). El voto “duro” del principal partido de izquierda se consolida, tanto como su organización.
Los dolores de cabeza están en las “tiendas” de enfrente. PAN y PRI también incrementaron el caudal de sus apoyos, sí, pero no lo suficiente para frenar a la aplanadora tropical, incluso mediante eventuales alianzas.
Para el panismo (19 por ciento), una asociación con el PRD (6 por ciento), sumaría 25 puntos porcentuales, sin contar con la muy posible desbandada de militantes y simpatizantes del partido amarillo. El pretendido Frente Amplio Opositor podría sumar a los partidos Movimiento Ciudadano y Encuentro Social, aunque nada es seguro.
El PRI está en peor situación. Ni los triunfos en el Estado de México, Coahuila (aún en litigio) y Nayarit le alcanzaron para salir del tercer lugar en las intenciones de voto. En tres meses el PRI subió cuatro puntos sólo para llegar al 16 por ciento. Sus protuberancias, el Partido Verde y Nueva Alianza, le sumarían otros ocho puntos, para llegar a 24. Morena, unido al PT, llegaría a 27.
Dirán los encuestadores que falta mucho para la elección del 1º julio de 2018 y que Andrés Manuel ha demostrado en varias ocasiones una gran habilidad para autosabotearse. Dirán también, y con razón, que cada sondeo sólo es una fotografía borrosa del momento.
Sin embargo, a diferencia de la estructura monolítica de Morena, panistas y priístas navegan en un mar de incertidumbre.
Ricardo Anaya es incapaz de aplacar la furia del “fuego amigo” en su contra: Margarita Zavala y Rafael Moreno Valle le pegan con todo al jefe panista, y por si algo faltara, salen a la luz datos incómodos sobre la maravillosa riqueza familiar del joven maravilla, quien habla de una infamia. En el PAN hay sismo.
El PRI no tiene una mejor perspectiva. A pesar de la unidad mostrada en la pasada Asamblea Nacional, la elección del candidato es una bomba de tiempo.
La voz de Manlio Fabio Beltrones es sintomática. En entrevista para el diario español El País dice que su partidazo debe poner fin al “dedazo” y decantarse a la izquierda, al laicismo, no a la derecha. El sonorense parece haber dibujado el retrato hablado de lo que José Antonio Meade, hombre del momento tras la operación cerrajero, representa por su catolicismo y su pasado pintado de azul. Sean peras o manzanas, Meade responde a Beltrones —con el colega Carlos Loret— que el PRI debe decantarse hacia la ciudadanía, no a la derecha o la izquierda. Derecha la flecha… y que la “derecha” se haga bolas.
EL MONJE DIGITAL:
Hoy cae el primer “dedazo” rumbo a 2018. No será el de Peña a favor de Meade, Nuño, Osorio o Narro sino del resultado de la encuesta de Morena —que nadie sabe quién y cómo la hizo— para definir por aclamación a su candidato o candidata a la Jefatura de Gobierno de la CDMX. Una encuesta no es algo negativo, sin embargo, en este caso todo apunta a una soberana decisión “digital” del Mesías Tropical… y que Morena se rasque con su dedo para señalar a Sheinbaum o Monreal; águila o sol; un “volado” para ganar el privilegio de mandar a los chilangos. A quien imponga El Peje por sus pistolas (y sus encuestas) seguro va a ganar. Seamos realistas. Así que usted váyanos diciendo de una vez a quién prefiere: a melón o a sandía, porque no hay otra melodía…