En el centro de Minneapolis, ciudad sede del Super Bowl LII, se encuentran barreras de concreto y cercas de cadenas donde ya trabajan contingentes para garantizar la seguridad de los asistentes el 4 de febrero.

No es la primera vez que el Super Bowl enfrenta los desafíos de un centro de la ciudad, pero con un trabajo de las autoridades —de aproximadamente dos años— se hará todo de la mejor forma.

“Estamos listos para cualquier cosa que se nos cruce”, dijo el comandante de la policía de Minneapolis, Scott Gerlicher. “Se trata no sólo de sentirse seguros, sino también de garantizar que la gente esté a salvo”.

El departamento que lidera Gerlicher está supervisando la seguridad. Este Super Bowl tendrá el mayor despliegue de recursos federales hasta el momento. Minneapolis tiene un departamento relativamente pequeño (menos de 900 oficiales, en comparación con los aproximadamente cinco mil en Houston, donde se celebró el juego del año pasado) y necesitaba más personal.

Así es como habrá un aumento de las patrullas policiales, perros detectores de bombas, helicópteros, oficiales en equipo táctico, una valla metálica y cerca de concreto alrededor del Estadio US Bank. Tecnología como detectores de movimiento, cámaras de circuito cerrado y sensores de partículas de aire funcionará detrás de escena.

“Nuestro esfuerzo es asegurarnos de que sea una atmósfera cálida y acogedora. Pero no se equivoque: hay toneladas de ojos vigilantes de los sectores de la seguridad pública y la aplicación de la ley”, dijo Alex Khu, agente especial a cargo de Investigaciones de Seguridad Nacional en Minnesota y el coordinador federal para este Super Bowl.

Jeffrey Miller, ex vicepresidente de seguridad de la NFL, dijo que cada ciudad tiene sus propias características, por lo que deben tomar medidas de seguridad. En este caso, Minneapolis tiene como mayor desafío las bajas temperaturas.

“Es un desafío, y es uno costoso que no se tiene si se juega en San Diego. La NFL es realmente buena tratando de equilibrar las necesidades de seguridad con la participación de los fanáticos como parte de la ecuación”, dijo.

“Obviamente, el mejor escenario es que esperamos que hagamos todo esto y nadie siquiera se da cuenta de todo el trabajo preliminar que se realizó en el frente. Simplemente, se presentan, se divierten y se van a casa”, agregó el agente especial asistente a cargo del FBI en Minneapolis.

Todos concuerdan en que no hay amenaza creíble para el Super Bowl; sin embargo, las autoridades siguen recopilando información. Y que sus principales preocupaciones son amenazas de baja tecnología, como alguien que maneja un vehículo o dispara un arma.

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