El pentacampeón inglés ha establecido una hegemonía en la máxima categoría, y ya asoma no solo a superar la cifra mágica de siete campeonatos impuestos por Michael Schumacher , sino hacia otras categorías como la Fórmula E .
Hagamos un poco de historia; Ayton Senna dejó atrás tres títulos con McLaren y Honda para irse a Williams , con el fin de demostrar que era un campeón más allá de un equipo y una marca de motor. Michael Schumacher se marchó de Benetton con un doblete (uno con motor Ford y otro con Renault) para construir alrededor de sí al imbatible equipo Ferrari de los cinco campeonatos en fila. Alain Prost ganó sus cuatro campeonatos con dos equipos distintos ( McLaren y Williams ), con motores de tres marcas ( Tag, Honda y Renault ).
En décadas recientes, Fernando Alonso ganó su doble corona con Renault y Sebastian Vettel obtuvo su tetracampeonato con el binomio Red Bull-Renault ; curiosamente ambos pasaron por Ferrari para buscar al menos un título más. El español no lo logró y Vettel lo seguirá intentando, al menos hasta 2020.
Sin embargo, existen pilotos que son fieles, tanto a equipos como a marcas de motor. En este caso, hablamos de Lewis Hamilton, quien independientemente de su dominio en la Fórmula 1, ha demostrado que es leal devoto de Mercedes. Incluso, en su momento prefirió irse en 2013 al equipo que Mercedes había iniciado cuatro años en la F1, y dejar a su mentor y descubridor Ron Dennis, el legendario líder de McLaren. El tiempo le daría la razón, McLaren perdería a Mercedes como socio y proveedor de motores, y Hamilton sumaría cuatro títulos a su palmarés.
Todos los campeonatos obtenidos por el inglés han sido de la mano de la marca de la estrella de tres picos. Primero, en 2008 con McLaren , y 2014, 2015, 2017 y 2018 con el propio equipo Mercedes, escudería a la que llegó en 2013. En la marca alemana, Lewis ha encontrado el componente perfecto que acompañe su brillante manejo, su endiablada velocidad y quizá también el temple que precisa un campeón para moldear su carácter. Cabe recordar que en 1998, ocho años antes de su debut en F1, McLaren y Mercedes lo ficharon en el Programa de Jóvenes Pilotos de la escudería británica, así que su relación con Mercedes ya tiene más de 20 años.
Hablando en términos futbolísticos, Hamilton es a Mercedes como Messi al Barcelona. De hecho, aunque el británico ha afirmado que su contrato con el equipo alemán concluye en 2020 y que seguiría en la Fórmula Uno mientras siga sintiéndose competitivo (apostando por romper la marca de Schumacher de siete títulos), en declaraciones recientes afirma sentirse atraído por incursionar en la Fórmula E —la categoría de motorización cien por ciento eléctrica de la FIA—, en la que Mercedes ya puso un pie a partir de 2018 con el equipo HWA, y en donde planea entrar de lleno el próximo año.
Así que tal parece que Lewis irá a donde Mercedes sea capaz de ponerle un auto ganador, independiente de que se trate de Fórmula 1 u otras categorías. Hamilton es ante todo, una flecha de plata.