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Sebastian Vettel
es antes que nada, un tetracampeón del mundo de la Fórmula Uno.
Con casi 32 años cumplidos cuenta en su haber con 115 podios y 36 vueltas rápidas en 227 Grandes Premios. Sin embargo, el mal momento de Ferrari los últimos años lo ha arrastrado a una espiral donde el futuro parece incierto.
Vettel
es uno de esos pilotos tocado por los dioses. Apenas tenía 26 años y ya tenía cuatro títulos en la máxima categoría, todos con el equipo Red Bull. Hoy todo mundo se asombra de las sesiones de calificación de Lewis Hamilton , de cómo el inglés sabe sacarle las milésimas de segundo necesarias para llevarse la pole position prácticamente carrera tras carrera.
Sin embargo, Vettel, en su época dorada con la escudería austriaca hacía lo mismo, sabía exprimirle hasta la última fracción de segundo a Luscious Liz, Kinky Kylie, Abbey y Hungry Heidi, es decir a los autos (que así bautizó) con los que fue campeón del mundo de manera consecutiva de 2010 a 2013. No en vano en esa época la prensa lo bautizó como el Chico maravilla.
Su paso a Ferrari en 2015 parecía predestinarlo a una cima todavía más alta. El antecedente inmediato de un piloto alemán multicampeón ( Michael Scumacher ) que llegaba a la escudería italiana para sacarla del infortunio y llevarla a una nueva época de triunfo, puso una presión extra en el teutón. Sin embargo, Schumi tuvo a leyendas a su alrededor trabajando para él, desde Jean Todt como jefe de equipo, hasta Ross Brawn como director técnico.
Vettel en ese aspecto no ha estado precisamente solo, pero sí muy mal acompañado con los fallidos Mauricio Arrivabene o Marco Mattiacci.
Obviamente, la presión ha llegado al límite en Vettel, pasando por berrinches e incidentes no propios de un campeón de su categoría, desde el toque-choque a Hamilton durante el GP de Azerbaiyán de 2017, hasta cambiar los señalamientos entre número 2 y 1 en la carrera de Canadá , después de que le fue retirado el triunfo (tan escasos para Ferrari en estos momentos) por una maniobra calificada como imprudente en pista que derivó en una sanción de cinco segundos.
Igualmente, a principios de temporada ya muchos lo jubilaban ante la llegada de Charles Leclerc, su nuevo compañero de equipo y quienes ya rebautizaban como un “nuevo chico maravilla”. La prensa especializada barajaba nombres para sustituirlo: ¿el regreso de Raikkonen, una nueva oportunidad para Fernando Alonso ? El mismo Vettel habló recientemente de la posibilidad de terminar su contrato en 2020 y retirarse.
Sebastian es un triunfador por naturaleza, marcharse de Ferrari con las manos vacías lo condena prácticamente al retiro —como le pasó a Alonso aún con la época en McLaren— , lo que sería una lástima. Tendrá hoy más que nunca que echarse al equipo a los hombros, construirlo alrededor de él como lo hizo Schumacher. Quizá 2019 esté perdido, pero mirando hacia 2020 este es el momento de renacer para el alemán.
@jgarciacontacto