Más Información
Anuncian instalación de 25 albergues en la frontera con EU por amenaza de deportación masiva; Rosa Icela dialoga con gobernadores
Tras denuncias en Infonavit, revelan fraude en Yucatán; resurge caso del Cártel Inmobiliario de los Mañé
Ya extinto el Inai, pide garantizar acceso a la información; reitera intención de participar en diseño de nuevo modelo
Cancelar el NAIM en Texcoco, proyecto impulsado por cuatro administraciones, fue una pésima decisión, con gran costo para México, cerrar las puertas para un país próspero. Sin embargo, los costos indirectos son muy superiores. Por la sustancia de la decisión y por la manera como la condujeron AMLO, Morena, y su incipiente gabinete, el mayor costo es que ratificó las peores sospechas acerca de la sicología del individuo y de su futuro gobierno.
1. A pesar de su avasallante triunfo electoral, el comportamiento de AMLO fue como de campaña. ¿Cuál es la necesidad de congraciarse con sus simpatizantes, que ya votaron por él? La ciudadanía le dio un mandato amplísimo (30.1 millones de votos) el primero de julio. Aunque 26.5 millones no votaron por él, no tiene necesidad de legitimarse con decisiones contrarias al sentido común, a las recomendaciones de los técnicos y al bienestar de México.
2. Durante el proceso, AMLO y elementos de su futuro gobierno revivieron expresiones de revancha y de encono que, de nuevo, abrieron la división entre los mexicanos. ¿Un presidente electo que no procura la unidad, sino que propicia la división entre sus gobernados?
3. Reavivó la confrontación con los medios de comunicación, a quienes propaló todo tipo de calificativos y vituperios, incluso acusarlos de “golpistas” por no estar de acuerdo con él. Su intolerancia afloró con tanta o más fuerza que antes.
4. El futuro presidente distorsionó y manipuló los hechos con un descaro y cinismo que rebasó los peores vaticinios. Realizó una consulta que no pasa la prueba de la risa en pos de recoger la opinión del pueblo, cuando en realidad se burló de él.
5. Un presidente electo que miente, por ejemplo, cuando destacó un supuesto “aval”, que atribuyó al gobierno francés, a la viabilidad de Santa Lucía, lo que el gobierno de Macron desmintió de inmediato. También fantaseó con un “nuevo Santa Fe” en el aeropuerto actual, como ejemplo de corrupción; no hay prueba de eso. Un presidente electo que manejó y manipuló los costos e implicaciones presupuestales de su decisión. Si hizo esto con el NAIM, ¿qué estará dispuesto a hacer con las cuentas públicas y los presupuestos durante su gestión?
6. El proceso mostró a AMLO de cuerpo entero. Un hombre necio, a quien ninguno de sus colaboradores es capaz de decirle algo contrario a su voluntad. Se confirma, nos gobernará sólo, como el autócrata que muchos predijeron que sería.
7. Quedó claro que AMLO no acepta argumentos contrarios a su punto de vista; si eso sucede, elude el plano de las ideas, pues en vez de rebatir un argumento con otro, lo hace descalificando a quien no coincide con él. Llevado al extremo, ese comportamiento desemboca en vacío democrático, pues quien no está con él, no existe, o es representante de los peores intereses antinacionales. Así, sólo él decide quién es patriota.
8. Se confirmó que el país vivirá un sexenio de desencuentros continuos con el exterior. Cuando descalificó a las agencias calificadoras se descalificó a sí mismo. Sea porque no sabe lo que enfrenta, porque no mide las consecuencias, por un desprecio pendenciero, por lo que sea, el resultado es el mismo: una confrontación interminable.
9. Durante la tragicomedia reactivó el argumento de que ir contra el aeropuerto de Texcoco era ir contra la corrupción, porque “las cosas ya no son iguales, ya no habrá corrupción”. De haber corrupción en el NAIM, que la denuncie y, al ser gobierno, que la persiga por sí misma, no destruyendo un proyecto estratégico para México. De seguir ese enfoque, habría que demoler múltiples obras, edificios, carreteras, infraestructura. ¿Es esa la estrategia que plantea contra la corrupción?
10. Puso en evidencia su falta de apego a la legalidad. México tendrá un presidente que, en el mejor de los casos, desprecia el Estado de Derecho.
Una decisión motivada por una estrategia equivocada contra la corrupción, y por una supuesta reivindicación del predominio del gobierno sobre los otros factores reales de poder, fue acompañada de una cauda de conductas aberrantes que presagian lo peor para el próximo sexenio. Él mismo dio fin al periodo durante el cual muchos le otorgaron el beneficio de la duda. La crisis es tan grave, que sólo queda que AMLO dé marcha atrás, y concesione Texcoco a particulares.
Presidente de GEA Grupo de Economistas
y Asociados / StructurA