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Hace unas semanas se anunció la mega compra que hizo The Walt Disney Company de 21st Century Fox, por 71.3 mil millones de dólares. Si Disney era ya el corporativo mediático más grande del mundo con programas y contenidos de Disney, Lucasfilm, Pixar, Marvel, ESPN y Endemol, entre otros, ahora lo será aún más con la compra de Fox, que incluye canales como FX, National Geographic y su participación en Hulu, además de más de 300 canales internacionales.
Esta adquisición se da en el contexto de grandes acuerdos de corporativos de telecomunicaciones y de medios para hacerle frente a empresas como Facebook, Netflix o Amazon que valen, literalmente, trillones de dólares y que ya no tienen barreras geográficas para distribuir sus contenidos y captar audiencias globales.
Parte central de la estrategia de Disney para mantener su hegemonía en el mundo de los contenidos y en las rentas millonarias de sus suscriptores, son los deportes. Ahora tendrá una gran cantidad de informativos deportivos y en exclusiva está amarrando contenido deportivo: tiene 44 de los 81 equipos de las ligas profesionales de baseball, basquetball y hockey de Estados Unidos, además de la Fórmula 1. Pero dentro de los deportes, es el futbol soccer en donde está haciendo su mayor apuesta para Europa y América Latina.
De hecho, logró quedarse con los derechos de todo el futbol argentino una vez que echó para atrás la política kirchnerista del “futbol para todos”, quedando sólo por ahora la selección nacional argentina en TV abierta, con lo que los argentinos ya no pueden ver futbol si no están suscritos a las plataformas de Fox. También en Europa tiene varios equipos, incluida la totalidad de la liga inglesa: la Liga Premier.
En el caso de México, cuenta ya con los derechos de transmisión de cinco equipos de futbol de la Liga Mx y busca más. Esto significa que, si bien algunos de estos partidos se encuentran disponibles en TV restringida, ya está anunciada una nueva suscripción digital para restringir más estos juegos y que sólo tengan derecho sus clientes premium, con lo que el futbol se hará, en México y en el resto del mundo, cada vez más un deporte al que sólo se tendrá acceso mediante elevados pagos. Incluso, el modelo de los patrocinadores de los equipos, mediante logos en la camiseta, estaría por llegar a su fin.
En Estados Unidos, el Departamento de Justicia autorizó la adquisición de Fox por parte de Disney con algunos compromisos en la venta de estaciones de TV locales. En Europa, que había dudas en la autorización de la operación, en particular por temas deportivos, se obligó a Disney a hacer una serie de concesiones el pasado viernes, mismas que están siendo analizadas por la Comisión Europea y por otros operadores de TV europeos.
En el caso de México, la autorización tiene que ser conjunta por dos organismos autónomos: el Instituto Federal de Telecomunicaciones y la Comisión Federal de Competencia Económica. A estas alturas no hay mucha información de cómo ven la adquisición, pero desde luego, la decisión de los reguladores europeos de pedir y analizar concesiones por parte de Disney es un tema que no pueden ignorar.
La clave es qué tanto se afectará la competencia en México, así como el precio y el acceso a contenidos deportivos, empezando por el futbol nacional. Además, en un gobierno nacionalista, que está a seis semanas de iniciar, amanecer con que costará más ver el futbol es un problema social y político que puede poner en duda la misma existencia de organismos autónomos en el país. De hecho, luego de que el presidente electo declinara ir al 25 aniversario de ambos organismos y de que ha iniciado un estire y afloje por los salarios de funcionarios de estos órganos reguladores, el tema del futbol puede ser la sentencia de muerte “legal” para ambos. Habrá que ver qué sucede en Europa y en México.
AMLO y las redes sociales. Durante la pasada campaña electoral, no hay duda de que quien hizo la mejor operación de redes sociales fue el candidato Andrés Manuel López Obrador. Esto, tanto por una amplísima conversación digital (era la que siempre lograba mayor alcance y engagement), como por ser la que registraba mejor actitud digital (mayor cantidad de positivos).
En estas últimas semanas, el presidente electo ha estado muy activo y, aunque formalmente no ha iniciado su periodo de gobierno, ya trae —si lo comparamos con lo que registraba apenas hace unos meses— algo de desgaste en medios digitales y redes sociales. Aunque la mayor parte de su conversación es neutral/informativa, esto en 50% (lo que es un éxito para cualquier político), su cantidad de negativos en la última semana por primera vez ya rebasó sus positivos (con una tendencia de 30% negativos vs 20% positivos).
Esto de la actitud o sentimiento de la conversación en redes sociales es algo que va cambiando día a día, pero permite ver en tiempo real un sentimiento social esbozado en la esfera digital. Así, entre los elementos que más “positivos” han sumado a López Obrador en los últimos dos meses están su ayuda a damnificados por los sismos de septiembre de 2017, cualquier mención del proyecto del “Tren Maya”, programas sociales como el de “Jóvenes Construyendo el Futuro”, la consulta que él mismo lanzó en Twitter y Facebook sobre cómo nombrar al nuevo tratado comercial con Estados Unidos y Canadá, y la colaboración que el Papa Francisco anunció en favor de los “ninis”, entre otros.
Dentro de lo que más le ha restado se encuentran la defensa que hizo a Rosario Robles por acusaciones de presunta corrupción, su apoyo/cercanía a la cantante Belinda, el conflicto que ocasionó la CETEG en un foro educativo en Guerrero, la portada de la revista ¡Hola! en la que aparece asistiendo a una boda y la confusión que ha generado el tema de la carta de la OACI sobre la viabilidad del aeropuerto en Santa Lucía, entre otros.
Como conclusión, podemos decir que, comparado con otros actores políticos, López Obrador aún goza de uno de los mejores ambientes en redes sociales, pero está sufriendo desgaste a pesar de aún no estar en el gobierno. De hecho, varios de los temas que le generan “negativos” son propiciados por sus colaboradores, afectaciones que parecen anticipadas e innecesarias, dado que aún no gobierna. En cambio, el sentimiento “positivo” que tiene es casi siempre generado por él o por su esposa.