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En 1921, el ingeniero Constantino de Tárnava puso en operación —en San Nicolás de los Garza, Nuevo León— la primera estación de radio en México. Hoy, en lugar de estar preparando el centenario de ese histórico logro nacional, la estación va a desaparecer. Es una muy mala noticia.
Todo ello, por el desorden administrativo que priva en Grupo Radio Centro: ha faltado en pagos a trabajadores, ha recibido millonarias multas por parte de la autoridad al no pagar lo que ofrece en licitaciones públicas, lleva a cabo cambios programáticos sin sentido, se le acusa de diseminar cuestionables ratings, la baja en su calificación crediticia y, la más reciente, ahora el Estado mexicano no le prorroga varias estaciones de radio, entre ellas la más antigua de México: la XEH-AM.
Sencillamente a Radio Centro, la concesionaria de la estación XEH-AM, se le fue el plazo para contestarle a la autoridad en radiodifusión, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), que aceptaba “expresa e indubitablemente” las condiciones para prorrogar la concesión. También, otro detalle: se les pasó el plazo para pagar oportunamente la contraprestación (el dinero) al Estado mexicano.
Así, mediante el oficio IFT/223/UCS/DG-CRAD/
0949/2019 el director general de concesiones de radiodifusión, le avisó, desde el 6 de mayo, que sus trámites para prorrogar la concesión no avanzarían por extemporáneos. De igual forma, y por motivos similares, el IFT envió el mismo escrito a otras dos estaciones de Radio Centro, también en Nuevo León: la XEMN-AM y la XHQQ-FM. De éstas ya también fueron notificados.
A la industria de la radio, la mayor parte de ella una serie de empresas operadas de manera familiar, no le ha sido fácil lidiar con cuerpos de reguladores colegiados y técnicos, primero, desde 2006, con la Comisión Federal de Telecomunicaciones; y desde el 2013 con el IFT. Estaban acostumbrados a ver todos los trámites con la antigua Secretaría de Comunicaciones y Transportes en sobremesas degustando buenos vinos. Esto les sirvió durante décadas. Pero el tener que estar presentando oportunamente sendos escritos jurídicos, ingenieriles y económicos les ha costado trabajo.
Ello ha sido parte de la modernidad que ha vivido nuestro país al pasar de decisiones de amigos en lo oscurito a decisiones públicas tomadas por cuerpos colegiados de servidores públicos nombrados por el Ejecutivo, pero ratificados por el Senado de la República. Así, a 15 años de que la radio cuenta con un regulador técnico hay muchas empresas de radio que no saben, o no quieren, o no pueden modernizarse.
Pero Radio Centro, el otrora primer grupo radiofónico nacional, no puede estar en ninguno de los supuestos anteriores. Es una empresa pública que cotiza en la Bolsa Mexicana de Valores. No debería manejarse como una empresa familiar. Por ello, sus decisiones son cada vez más difíciles de entender. Más bien parece que van de ocurrencia en ocurrencia, buscando librar el día a día, sin ninguna hoja de ruta para sacar adelante a la empresa.
Eso sí, han estado ofreciendo contratos millonarios a comunicadores y a directivos que han contratado en los últimos meses. Los que aceptaron irse con ellos, tienen ahora un futuro incierto, no sólo por la pérdida de concesiones —valuadas las tres en más de 200 millones de pesos— sino que les falta ver cómo reaccionarán ahora los accionistas y deudores con una empresa que ya acumula pasivos por más de mil 500 millones de pesos, según reportan medios financieros.
Ojalá la frecuencia de radio más antigua en el país sobreviva la presente crisis. Radio Centro podrá recurrir al amparo, pero se ve difícil pues el IFT sólo actuó como señala la ley en la materia. Ojalá, una vez que concluyan los procedimientos, que pudiera intentar Radio Centro que las siglas XEH-AM sean reasignadas a algún medio público federal, como el IMER o Radio Educación, para que no desaparezca la primera estación de radio en el país, que por desidia dejaron morir.
Cambiando de tema:
Bloomberg corrige:
interesante la nota que ayer, al cerrar los mercados bursátiles, publicó uno de los medios financieros más respetados. Luego de haber publicado semanas atrás una nota de que el mexicano David Martínez y su empresa Fintech estarían por ser sancionados por el gobierno estadounidense, al supuestamente violentar normas financieras relacionadas con Venezuela. El haber usado fuentes anónimas, que fue lo que hizo Bloomberg , una vez más probó no ser periodísticamente una buena idea. Claramente, llevar —sin comentarios o ediciones— la rectificación que David Martínez les envió es señal de que desean zanjar el tema y evitar lo que les podría costar millones de dólares en un litigio en Estados Unidos.
En el pasado reciente, sólo otra empresa mexicana, Televisa, logró una disculpa pública del prestigiado diario británico The Guardian, luego de retractarse sobre acusaciones en temas electorales.
Twitter: @JTejado