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La semana pasada, mi pareja viajó a Vancouver por Aeroméxico. Yo doy seguimiento a los vuelos de mis más cercanos a través de la aplicación FlightAware, que permite ver en tiempo real dónde está el avión, a qué altitud y velocidad y cuánto tiempo le falta para llegar, entre otras cuestiones. Tiene algo de magia saber que un ser querido está en el aire y tú estás viendo en tu celular dónde está su avión. Esta vez hice lo mismo. Unos minutos después de que despegara, vi que el avión estaba ya a 34 mil pies de altura, de pronto me llegó un WhatsApp de él diciendo “hola” y pensé que había perdido el vuelo, pero no. Resulta que había internet gratis y pudimos estar en comunicación durante el viaje, ya no revisé FlightAware y la magia de la desconexión se rompió.
No es este el único ejemplo de cómo “estar conectados” está cambiando nuestras vidas, para bien y para mal. Cuando vemos un paisaje o una escena que nos conmueve o preocupa, tratamos inmediatamente de capturarla con nuestro móvil y perdemos el momento real de vivirla. Lo mismo pasa en las relaciones interpersonales, hablar ha quedado atrás y el intercambio de mensajes está sustituyendo, ya no digamos la charla presencial, sino incluso la telefónica. Los emojis y los GIFs reemplazan los gestos, las palabras y el contacto entre las personas. Hay contrataciones y despidos por WhatsApp o email, declaraciones de amor y hasta divorcios.
¿Ha escuchado usted la palabra nomofobia? No, la palabra no viene del latín ni del griego, es un anglisismo “no-mobile-phone-phobia”. Nomofobia significa el miedo o ansiedad de estar sin el celular o móvil, en otras palabras, define la adicción a este aparato. Esto no es un juego, es un verdadero problema que en varios países ya es considerado un asunto de salud pública. Tiene consecuencias físicas, como rigidez y dolor en los dedos y manos, tendinitis, encorvamiento, etcétera, pero también mentales como ansiedad, excitabilidad, déficit de atención, distorsión de la realidad, depresión e insomnio, entre otras.
Existen aplicaciones y utilidades en los dispositivos que permiten revisar cuánto tiempo permanece uno en el móvil, revíselo, se sorprenderá. Para medir nuestra adicción al celular, también podemos intentar estar todo el día sin el aparato o bien apagarlo o dejarlo en modo de “no molestar” durante horas en el día, ¿lo ha intentado?, ¿qué le produce a usted? No desestime este tema que se está convirtiendo en una de las adicciones más comunes, graves y con consecuencias relevantes en el mundo social, laboral, médico, sicológico e interpersonal.
En la Sobremesa.
Carlos Urzúa.
Dentro de su amplia trayectoria, Carlos Urzúa, el exsecretario de Hacienda, fue miembro del primer Consejo Consultivo del Instituto Federal de Telecomunicaciones, conformado en febrero de 2015, en el que coincidimos. Fue una etapa crucial en la institución en la que se tomaron decisiones muy relevantes como la declaración de agentes preponderantes, así como la licitación de dos cadenas nacionales de televisión, entre otras. Otro de los mandatos que tuvo el IFT por ley, fue el de iniciar los procedimientos de investigación a fin de determinar la existencia de agentes dominantes en televisión de paga. Así lo hizo y determinó que Grupo Televisa no era dominante a pesar de tener en ese momento alrededor de 70% del mercado, una noticia que nos sorprendió y preocupó a muchos, entre ellos a Carlos Urzúa que, en congruencia, renunció el 12 de octubre de 2015 al consejo por considerar que dicha resolución del pleno del IFT no coincidía con su concepción de competencia económica.
Urzúa hizo lo que varios quisimos hacer en ese momento, pero que por alguna razón no concretamos sino hasta después, al menos en mi caso. Carlos fue y es congruente con sus convicciones, eso lo hace un hombre íntegro. Hacer públicas las razones de sus decisiones además, le da el título de valiente.
Presidenta de Observatel,
profesora de la Universidad Iberoamericana,
miembro del Comité de Participación Ciudadana del SNA.
Este artículo refleja su posición personal
@soyirenelevy