Se ha señalado que la polémica postura asumida recientemente por México frente a Venezuela se sustenta en principios constitucionales superados, como el de la “no intervención”, e implica un uso selectivo de los mismos, como ocurre con la llamada “autodeterminación de los pueblos” que difícilmente es válida en este caso. Sin embargo, la de México no es posición indolente frente a Venezuela y mucho menos implica un aval al régimen madurista. Lo interesante es que hoy México parece plantearse una apuesta propia.
Para entenderla, recurrí a quien ha sido designado como subsecretario para América Latina en la Cancillería . Aunque Maximiliano Reyes prefirió mantener una postura neutral durante nuestra conversación, al evadir una caracterización específica sobre el régimen de Nicolás Maduro como una dictadura, explicó: “Nos preocupa la situación humanitaria, democrática y de derechos humanos en Venezuela ”.
Reyes considera que “México no está reconociendo a Maduro ni mucho menos le está dando un cheque en blanco” . La señal más clara de ello es que, mientras a la reunión del Grupo de Lima acudió él mismo en calidad de subsecretario designado, a la toma de posesión apenas se envió al encargado de negocios de la Embajada de México. El subsecretario aclara, sin embargo, que México no comparte la “postura injerencista” y “confrontativa” que han tenido países como Brasil, Colombia, Estados Unidos y la propia OEA frente a Venezuela.
La opinión del nuevo responsable de las relaciones con la región es que en Venezuela “necesitamos hacer algo diferente para obtener resultados diferentes”. Reyes está convencido de que la posición que ha asumido nuestro gobierno ha sido positiva porque nos habilita como un posible mediador. Señala, además, que a raíz del voto de México algunos gobiernos europeos y latinoamericanos se han acercado al nuestro para proponer un abordaje distinto a la cuestión venezolana.
Así, el subsecretario considera que México es hoy “el único país que goza de la confianza de los distintos actores dentro y fuera de Venezuela” . Aunque aún no está claro de qué manera podría gestarse este proceso de negociación, anticipa la posibilidad de incluir a tres países clave: Uruguay, El Salvador y Noruega.
Para Relaciones Exteriores es importante que la discusión sobre el problema venezolano trascienda el debate en torno al presidente Maduro . Se trata de salir de un discurso donde “estás con Maduro o en su contra” , y pareciera que “todo se reduce a una persona”, dice Reyes. Nuestra Cancillería cree que es necesario abordar otros temas que no se están atendiendo, como es canalizar ayuda humanitaria efectiva –que hoy no logra ingresar porque todo se percibe en lógica injerencista– y ofrecer una respuesta a la cuestión migratoria.
México se opone también a la decisión del Grupo de Lima de romper relaciones diplomáticas con Venezuela
y retirar representaciones diplomáticas porque implicaría aislar al país y a su gobierno, en lugar de mantener puentes de diálogo. En el fondo a quien más convendría una decisión de ese tipo sería al propio Maduro , quien de esta forma podría hacer dentro de Venezuela lo que más le plazca. Además, porque “no puede tomarse una decisión así a partir de una visión ideológica, cuando hay empresas mexicanas establecidas en Venezuela que se verían afectadas”, explica el subsecretario.
La Cancillería mexicana se plantea hoy la posibilidad de una mediación política en Venezuela , revisitando así lo que Reyes llama “el espíritu superior de Contadora”, a pesar de las diferencias de contexto. Desde luego que esto implica riesgos. Ya en otros momentos Maduro ha utilizado las negociaciones para ganar tiempo a través de estrategias disuasivas. Reyes dice estar consciente de estos riesgos y aclara: “no somos ingenuos”.
La idea de actuar como un mediador en Venezuela puede ser una fantasía,
pero también el principio de un cambio en política exterior capaz de romper con las inercias existentes y acercarnos más a una región que hemos abandonado.