Con la decisión de cancelar la construcción del aeropuerto en Texcoco , el presidente electo Andrés Manuel López Obrador responde al mandato para el cual fue electo. Los ciudadanos votamos por otra forma de hacer política donde las fronteras entre el poder económico y el poder político estén claras. Este es un mensaje fuerte de que se deben terminar las prácticas corruptas en el otorgamiento de contratos públicos. Todos los que estamos cansados de la corrupción deberíamos estar contentos con esta decisión.
La celebración de una consulta hecha a las prisas y con muchos defectos hoy me parece lo menos relevante. AMLO tendrá como presidente todas las facultades para tomar la decisión a su arbitrio. En esta ocasión decidió hacerlo de una forma atípica para reforzar y legitimar una decisión que le compete.
Valoran poco el potencial de nuestro propio país quienes creen que su desarrollo depende de tener un “aeropuerto de clase mundial”. Trataron de vendernos un interés particular, de unos cuantos grupos económicos , como el interés general. Hoy que saben que peligra la forma en que han hecho negocios intentan infundir miedo, chantajear con que el país se va a venir abajo si se cancela un aeropuerto. Esta no es la primera vez que se cancele un proyecto de infraestructura. Todos los contratos incluyen cláusulas que permiten su modificación . Hacerlo no es ilegal.