El edificio de Álvaro Obregón 286 quedará como uno de los emblemas trágicos del reciente sismo. De acuerdo con los últimos conteos, en su interior perdieron la vida 48 personas, la cuarta parte de los cadáveres que el terremoto del 19 de septiembre dejó en la Ciudad de México.
El vigilante reportó que aquel día se habían apuntado en el libro de visitas 76 personas: 28 fueron rescatadas con vida.
Según el reporte del padrón fiscal del predio, que obra en la Dirección General de Patrimonio Inmobiliario del gobierno capitalino, el edificio tenía ocho niveles (seis pisos, recepción y estacionamiento). Había sido construido en 1965.
El propietario era la Inmobiliaria Álvaro Obregón. Su giro: “Oficinas privadas de cualquier tipo”.
De acuerdo con la Delegación Cuauhtémoc, no tenía programa de protección civil vigente. Para obtenerlo, sus propietarios hubieran tenido que acudir a las oficinas delegacionales a presentar su programa (calendario de simulacros, puntos de reunión, etcétera) y pagar 10 mil 300 pesos de derechos.
Este trámite habría obligado a la Dirección de Protección Civil a realizar una visita de verificación. Pero los dueños no acudieron y —hay que repetirlo— al final salió de ese edificio la cuarta parte de las aproximadamente 200 víctimas mortales que dejó el sismo.
La delegación Cuauhtémoc ha obtenido ya los reportes de padrón fiscal y otros datos complementarios de los edificios colapsados.
La información permite conocer la antigüedad, el nombre o la razón social de los propietarios, el número de niveles y el giro al que estaban destinadas las edificaciones.
En el caso de 12 edificios que, según el reporte delegacional, se derrumbaron en Cuauhtémoc, existe una constante: ninguno tenía programa de protección civil vigente.
De acuerdo con el listado, uno de los edificios —Roldán 181— fue construido en 1925. La construcción más reciente se levantó en 2001, también en la calle Álvaro Obregón.
El giro de los inmuebles fue registrado como “comercio”, “oficinas privadas de cualquier tipo”, “todo tipo de vivienda indistintamente del tamaño de la construcción, los materiales y su duración”, “restaurantes” y “oficinas”.
Uno de ellos, San Luis Potosí 176, quedó registrado como “vivienda con comercio, oficinas, comercios particulares, oficinas de gobierno, restaurantes y servicios y/o talleres al frente del inmueble en P.B.”.
Siete edificios fueron construidos entre 1960 y 1970.
Otros dos, en 1972 y 1973 —entre ellos, el de Amsterdam y Laredo, dotado con diez pisos y 19 departamentos con terraza, los cuales fueron señalados por la Dirección General de Patrimonio Inmobiliario como de “clase muy buena”.
Según el reporte del padrón fiscal, cada uno de los departamentos tenía un dueño distinto.
El listado señala que el edificio de Puebla 282, en el que se recuperaron al menos dos cadáveres (y 40 conejos y 30 ratones que eran estudiados en el Laboratorio Cencon), fue levantado en 1983. El propietario registrado era la Inmobiliaria y Arrendadora Cencon, S.A. Al igual que los otros, carecía de programa de protección civil.
El informe de la delegación incluye también 132 edificios que hoy se hallan en “riesgo alto”.
Los más antiguos (3) datan de entre 1900 y 1909: se ubican en el Centro y en Santa María la Ribera. Otros tres edificios a punto de caerse vienen de los años 1910-1919. Se hallan en el Centro y en la colonia Guerrero.
57 inmuebles proceden de los años 1940-1969.
51 de entre 1970 y 1989.
Los últimos siete, repartidos en las colonias Juárez, Buenavista, Hipódromo, Santa María la Ribera, Centro, Guerrero y Felipe Pescador, proceden de entre 1990 y 2001.
El sismo ha revelado las lagunas en la protección civil, la grieta inmensa entre gobierno y particulares, el desprecio por las leyes y la inoperancia de éstas, el estado lamentable del patrimonio inmobiliario: las fatales consecuencias de décadas de corrupción.
El 19 de septiembre mostró una Ciudad cuyo desplome fue construido por todos.
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