Un elemento de la Agencia de Investigación Criminal, AIC, murió la noche del domingo pasado en el área de cajeros automáticos de un banco.
21:30. El agente José Jesús Urbina bajó de su auto para retirar efectivo en el HSBC de Cafetales y Rancho Vista Hermosa, en Coyoacán. Su esposa advirtió que un sujeto subía por las escaleras que llevan al banco y se sacaba un arma de la cintura. Tocó el claxon con desesperación. Se oyeron cinco o seis detonaciones.
El asaltante salió de la sucursal, comenzó a bajar las escaleras, y se desvaneció. Había perdido la vida.
El agente estaba adentro, malherido. Murió desangrado antes de la llegada de los servicios médicos.
Al día siguiente, policías del sector Merced Balbuena advirtieron que una persona les hacía señas en la esquina de Fray Servando y Retorno 19. Dos sujetos a bordo de una motocicleta la habían despojado, frente a un Citibanamex, de una mochila que contenía 810 mil pesos.
Comenzó la persecución. Se prolongó hasta que el conductor de la motocicleta se estrelló, cuadras más adelante, con un camellón —y desde el suelo apuntó con su arma a los policías. Finalmente, los dos asaltantes fueron asegurados. Resultaron ser dos jóvenes de origen colombiano, de 20 y 24 años de edad.
El 15 de febrero, horas antes de que el agente de la AIC muriera en Coyoacán, se registró otro robo a cuentahabiente en Santa Cruz Atoyac, en la alcaldía de Benito Juárez. A un hombre de 55 años lo despojaron de una bolsa a las puertas del cajero ubicado en Plaza Universidad y Eje 8 Sur.
El hombre forcejeó con el asaltante, éste lo tiró al piso y le disparó en una ocasión. La bala atravesó la pierna de la víctima. El asaltante corrió hacia Eje 8 Sur y escapó en una motocicleta que lo aguardaba.
Ese mismo día, elementos de Seguridad Ciudadana que patrullaban el Cuadrante Sector Polanco recibieron, por personal del Centro de Comando y Control (C2), la alerta de un robo en proceso. Un hombre de 59 años había sido amagado en Sudermann y Homero. Le habían quitado un portafolios con 25 mil pesos a la salida de un banco.
Los asaltantes, que huían en una moto, fueron detenidos en la calle de Petrarca. Uno de ellos era menor de edad. Tenían el portafolios, y también una pistola calibre .22.
Dos días antes —13 de febrero—, en Marina Nacional, un hombre que acababa de retirar de una sucursal de Bancomer una “fuerte cantidad” fue interceptado por un desconocido. También en esta ocasión la víctima terminó en el suelo con un disparo en el cuerpo. El agresor abordó una moto que se perdió de vista en el puente de Tacuba.
Todos estos casos ocurrieron en solo cinco días. El 5 de febrero, otro ciudadano fue balaceado en Ejército Nacional. Recibió tres impactos en el tórax. Los agresores huyeron en moto. De nueva cuenta todo ocurrió a las puertas de una sucursal.
Una búsqueda simple en la prensa arroja, entre diciembre y enero, un conjunto de casos dramáticos que muchas veces terminaron cobrando vidas. Solo en el mes de enero, según el Observatorio Nacional Ciudadano, las autoridades abrieron 36 carpetas por robo a cuentahabiente. De acuerdo con el Observatorio, no hay manera de medir, sin embargo, la incidencia real de este delito: gran parte de las víctimas se abstienen de denunciarlo. La impunidad, mientras tanto, presta alas al delito.
Un hombre se presentó ayer en la caja 6 del Scotiabank de Diagonal San Antonio. Entregó una nota: “esto es un asalto entrégame el dinero y no pasará nada copera y no te pasará nada ni a ti ni a tu familia” (sic). Se llevó 16,500 pesos.
Los casos de robo a cuentahabiente se acentúan en las colonias Roma, Del Valle, Narvarte, Polanco, Las Lomas, Anáhuac, Hipódromo, Santa María la Ribera, Lindavista y Centro. Las autoridades… las autoridades culpan a la administración anterior.
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