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La certeza de que el Cártel Jalisco Nueva Generación había enviado una célula a la Ciudad de México, con la orden expresa de abrirle paso, fue obtenida hace unos meses por investigadores del Centro Nacional de Inteligencia (antes Cisen) y de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) de la Fiscalía General de la República.
A los agentes que monitoreaban las redes telefónicas de los líderes de la Unión Tepito y de la Fuerza Anti Unión, les “brincó” de pronto un número de Colima. Aquel número llevaba al jefe de plaza de aquel estado, un sujeto al que apodan El Lobito.
Al jalar el hilo, los agentes encontraron frecuentes contactos entre El Lobito y un sujeto que operaba al oriente de la ciudad de México: Aldo Azcona, alias El Enano o El Chucky.
No era la primera vez que el líder del Cártel Jalisco, Nemesio Oseguera Cervantes, alias El Mencho, enviaba una célula a apoderarse de la capital del país. En febrero del año pasado, para no ir más lejos, aparecieron en Álvaro Obregón varias narcomantas con la firma “CJNG”. Informaban de la llegada del grupo criminal a la ciudad y anunciaban una “limpia” de “extorsionadores y chapulines”.
El grupo estaba dirigido por un hombre apodado El Sapo. De acuerdo con agentes de la AIC, la célula no pudo, sin embargo, “con la gente de Tepito”. Al paso del tiempo se ordenó que sus integrantes se concentraran en los bastiones tradicionales del CJNG.
El Cártel Jalisco siguió en la CDMX la estrategia que ha empleado en todas las regiones por donde pasa: aliarse con pequeños grupos locales; dotarlos de armas, de gente y de recursos, y luego enviarlos a pelear con el grupo dominante. Obtener información sensible sobre sus rivales, y entregarla a autoridades previamente compradas.
Según la AIC, Aldo, alias El Chucky o El Enano, era el enlace en la Ciudad de México. Su tarea consistía en reclutar sicarios y entregarles armas y vehículos. Había comenzado a tejer una red formada por pandillas locales y por policías de Neza y Chimalhuacán.
Tenía una encomienda específica: apoderarse a toda costa del aeropuerto capitalino (de hecho, un día antes de su detención se reunió con agentes de la Policía Federal asignados a esa terminal aérea).
El grupo criminal conocido como La Fuerza Anti Unión, que le disputa desde hace años a la Unión Tepito el control de las extorsiones y la venta de droga, era uno de los objetivos centrales del Cártel Jalisco.
Los investigadores detectaron varios contactos entre ambos grupos: correspondían a la estrategia de expansión ordenada por El Mencho.
Aldo, el operador del CJNG, fue ubicado en la colonia Moctezuma. Las autoridades lo señalarían más tarde como “responsable de la violencia al oriente de la ciudad”. Manejaba un laboratorio de drogas sintéticas, tenía una bodega para almacenar autos, drogas y armas y, según la AIC, al momento de su detención contaba ya con cerca de 15
colaboradores.
La investigación probó que Aldo le reportaba directamente al Lobito, y que este rendía cuentas a un yerno del Mencho, Julio Castillo (aprehendido en 2016, y recientemente liberado).
“Un amigo al que ya mataron” habría presentado a Aldo con la gente de Jalisco.
El plan del titular de la AIC, Omar García Harfuch, consistía en detener el mismo día, a la misma hora, al líder de la Unión Tepito, Pedro Ramírez Pérez, El Jamón; al jefe de la Fuerza Anti Unión, Jorge Flores Concha, El Tortas, y al propio Aldo Azcona, alias El Chucky.
La orden de aprehensión de este último fue liberada, sin embargo, con 24 horas de retraso. Azcona fue aprehendido el 29 de mayo, a las cuatro de la mañana, en un domicilio de la colonia Moctezuma. Un agente relató que “estaba drogado”. Cuando escuchó que rompían la puerta, intentó huir por la azotea.
Nota: Después de extirparle a la ciudad algunas de sus mayores pesadillas, los lideres sanguinarios de la Unión y de la Fuerza Anti Unión, el director de la AIC, Omar García Harfuch... entregó su renuncia. ¿Cómo debemos leerla?
@hdemauleon
demauleon@hotmail.com