Erick Valencia Salazar, El 85, fundó con Nemesio Oseguera, El Mencho, el Cártel Jalisco Nueva Generación. Ambos personajes llevaron  a aquella entidad a un pozo de muerte y oscuridad del que aún no ha salido.

Emprendieron una guerra contra una facción del Cártel del Milenio que se oponía a su liderazgo. Tras una ola siniestra de masacres y ejecuciones, lograron desterrarla de Jalisco y Colima. Se enfrentaron entonces a la Familia Michoacana y más tarde a Los Zetas. En el estado de Jalisco no se había vivido nunca una situación de horror semejante.

En 2011, El 85 y El Mencho controlaban la vida en prácticamente todos los municipios jaliscienses. Sus ejecuciones venían firmadas con mantas en las que se leía: “Jalisco libre de escorias”. El 85 fue conocido como El Matazetas. En marzo de 2012, Erick  Valencia Salazar fue detenido por el Ejército. El boletín de la Sedena informó que “derivado de actividades de seguimiento”, y como resultado de una “Operación de Precisión”, El 85 fue ubicado, en compañía de otras personas, en un inmueble acondicionado como casa de seguridad.

“Es preciso señalar —continuaba el boletín— que dichas personas presentaron resistencia a su detención, agrediendo al personal militar con disparos de arma de fuego, por lo cual se les conminó a deponer las armas, negándose a dicha acción, y ante tal situación las tropas en defensa de su integridad física y seguridad de la población en el área, repelieron la agresión”.

Una segunda versión entregada a la prensa informó que El 85 había sido detectado gracias a una denuncia anónima que alertó al Ejército del arribo de vehículos con hombres armados, que al aproximarse  los militares al domicilio que les habían indicado se les recibió a tiros, y que entonces una parte de los sospechosos huyó en dos vehículos y otra se pertrechó en el inmueble.

Los presuntos delincuentes habían accionado granadas de fragmentación. Según el parte, fueron detenidos con 37 armas largas (19 de ellas con aditamento lanzagranadas) y 69 mil cartuchos. El enfrentamiento continuó a lo largo de varias calles del municipio de Zapopan —Piscis, Leo, Cáncer, Paseo del Rocío—, en Jalisco, y provocó bloqueos en carreteras y diversos puntos de la zona metropolitana. La PGR presentó más tarde a 15 detenidos por los bloqueos.

Hace unos días circuló la noticia de que El 85 fue liberado en diciembre del año pasado por “errores e inconsistencias” cometidos durante su detención. El juez consideró que hubo “falta de fiabilidad” en los dichos de los militares, que no se respetó la garantía del debido proceso, que no se realizó correctamente el registro de la cadena de custodia en lo que se refiere al arsenal asegurado. Los militares encargados de trasladar las armas a la Ciudad de México reconocieron incluso que “no saben qué es la cadena de custodia” y que sólo obedecieron las órdenes que les impartió un superior.

Para ligar a El 85 con el crimen organizado, las autoridades judiciales, alegó el juez, sólo presentaron la declaración “de un testigo colaborador” que relato hechos ocurridos en 2004. Por lo demás, cuatro testigos sostuvieron que el día de la detención no había hombres armados fuera del domicilio, ni tampoco los vehículos referidos por los militares.

El 85 salió en diciembre del penal del Altiplano. La noticia de este preocupante fracaso en la impartición de justicia coincide con una nota dada a conocer ayer por el diario Reforma: “Después de cinco años de fijar como objetivos prioritarios a 122 líderes y operadores del crimen organizado, la Procuraduría General de la República (PGR) sólo ha logrado obtener cuatro sentencias condenatorias”.

En todos los casos se trata de figuras de escasa relevancia: Melvin Gutiérrez Quiroz, lugarteniente del líder del Cártel de los Arellano Félix, Fernando Sánchez Arellano; Omar Javier Llamas Orta, ex policía ministerial de Chihuahua y líder del brazo armado del Cártel de Juárez, conocido como La Línea; Arturo Vázquez Terrazas, miembro también del Cártel de Juárez, y Francisco Centeno Vela, El Negro, miembro de una organización que operaba en la Comarca Lagunera: el Cártel del Poniente.

El cruce de ambas noticias, con sólo días de diferencia, es la radiografía de un fracaso atroz en los días en que el país toca las peores cumbres en su estación violenta.

 

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