A Luis Carlos Nájera lo esperaron ayer a las puertas de un lujoso restaurante de la avenida Chapultepec, en Guadalajara. La policía recogió más tarde en aquel lugar alrededor de un centenar de casquillos de R-15.
Nájera fue fiscal general del estado de Jalisco entre 2013 y 2015. Desde entonces traía cuentas pendientes con el Cártel Jalisco Nueva Generación, CJNG, que lo acusaba de proteger al Cártel de Sinaloa y al grupo criminal conocido como La Resistencia.
El Cártel de Sinaloa y La Resistencia, acusaban a su vez al fiscal de proteger al CJNG.
De acuerdo con los reportes, los escoltas del ex fiscal —que hoy funge como secretario del Trabajo de Jalisco— lograron ponerlo a salvo. El tiroteo dejó siete heridos. La policía logró detener a seis personas presuntamente vinculadas con el atentado.
Nájera renunció a la Fiscalía General en un momento en el que el estado se hallaba literalmente en llamas. El abatimiento de un jefe regional que operaba en Tlajomulco, Cocula, Zacoalco, Tapalpa y Atemajac de Brizuela, Heriberto Acevedo, alias El Gringo, había desatado en Jalisco una brutal ofensiva por parte del cártel que dirige Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho.
A dos semanas de la muerte de El Gringo, El Mencho ordenó el asesinato del comisionado estatal de Seguridad, Alejandro Solorio.
“¿Quién se avienta el tiro?”, preguntó El Mencho, según la declaración de un hombre detenido a raíz de estos hechos.
La responsabilidad recayó en un sujeto apodado El Rayo. Solorio sobrevivió al atentado: el vehículo blindado en el que viajaba resistió más de 300 impactos.
El CJNG atravesaba en aquellos días un periodo de explosión que abarcaba varias ciudades de occidente y los dos principales puertos del Pacífico.
A dos semanas del atentado, en abril de 2015, sicarios del Cártel Jalisco emboscaron a un grupo de agentes de la Fuerza Única Regional: 15 elementos murieron; algunos de ellos quedaron calcinados.
El primero de mayo de ese año, el CJNG derribó un helicóptero de la Fuerza Aérea Mexicana, que tripulaban soldados de élite. Tres militares perdieron la vida.
El gobierno federal lanzó un operativo destinado a detener a El Mencho. El narcotraficante exhibió su músculo en cadena nacional: 29 narcobloqueos, 25 municipios en “código rojo”, camiones y tráileres incendiados.
Desde la llegada del priísta Aristóteles Sandoval al gobierno del estado, 105 servidores públicos —el secretario de Turismo José de Jesús Gallegos; el alcalde panista de Ayutla, Manuel Gómez Torres; el ex dirigente del PRI estatal Javier Galván, entre otros— fueron asesinados.
A principios de julio de 2015, en medio del remolino mediático que estos hechos habían levantado, Luis Carlos Nájera renunció al cargo de fiscal general.
Testimonios de carácter anónimo subidos a las redes, declaraciones de ex policías y sicarios, narcomantas de uno y otro bando —La Resistencia, Los Templarios— lo acusaban de proteger al Cártel Jalisco. Nájera alegaba que la federación lo había dejado luchar “en solitario”.
Cinco meses después de la renuncia del ex fiscal, en un filtro montado en Tlajomulco de Zúñiga, autoridades federales sorprendieron a bordo de un automóvil al hermano de El Mencho, Antonio Oseguera Cervantes, a quien apodan Tony Montana.
Tony Montana, según la Policía Federal y el Ejército, coordinaba las actividades del CJNG en la zona metropolitana de Guadalajara.
A dos semanas de esta detención, también el comisionado Solorio renunció a su cargo para atender, según dijo, “proyectos personales”.
El ex fiscal Nájera se reincorporó al gobierno de Aristóteles Sandoval dos años y medio más tarde, apenas en febrero pasado, fecha en que el gobernador lo nombró secretario del Trabajo y Previsión Social. La designación hizo estallar las redes sociales.
Tres meses más tarde, a las puertas de un restaurante de la Avenida Chapultepec, un grupo de sicarios lanzó un mensaje, a través del código Morse de las balas.
¿Exactamente cuál es?
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