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Cajones volcados en el piso, ropa revuelta, gente atada de las manos con cables de teléfono o con cinta adhesiva. Mujeres atacadas al momento de abrir sus cocheras.
Hombres tirados en el suelo mientras delincuentes se llevan sus autos. Cámaras que registran a las altas horas de la noche la manera en que automóviles estacionados frente a domicilios con las luces apagadas son despojados de los faros, los espejos, las llantas.
Cuentahabientes despojados con lujo de violencia del dinero que acaban de retirar. Víctimas de secuestro exprés a los que criminales llevan de “tour” por los cajeros cercanos para exprimir lo más posible de sus tarjetas.
El nuevo paisaje de Ciudad Satélite, en Naucalpan, Estado de México.
Desde que relaté, hace unas semanas, la manera en que fue despojado de 18 mil pesos un hombre que acababa de salir de una sucursal de Bancomer, ubicada en Circuito Arquitectos, comenzaron a llegar a mi correo videos, fotografías, relatos, testimonios que hablan de una crisis insólita de violencia e inseguridad en aquel barrio mexiquense.
El viernes 1º de febrero, al salir de un café en la Zona Azul, tres muchachas son “levantadas” por hombres armados. Una de ellas logra zafarse y se refugia, histérica, en un restaurante. En un lugar que los viernes por la noche registra intensa actividad comercial, no aparece una sola patrulla.
Atraída por los gritos, la gente sale de los negocios. Los hombres huyen con sus víctimas en una camioneta. En esa misma esquina, un par de días antes, el propietario de uno de los comercios fue despojado de su auto.
Los videos de las cámaras de vigilancia muestran siempre lo mismo: hombres que simulan caminar despreocupadamente, y que a veces fingen hablar por teléfono, se abalanzan de pronto sobre conductores que se acaban de estacionar: sacan un arma de la cintura y segundos más tarde escapan con los autos.
Al volver de comer o del cine los fines de semana, vecinos de Satélite encuentran sus casas “de cabeza”. Ya no están las pantallas, las computadoras, las tabletas. Ya no están los objetos de valor.
Este lunes, una mujer que arribaba a su domicilio a las nueve de la noche, bajó del automóvil para abrir el portón. Su hija, de 12 años, aguardaba en el auto. Lo siguiente que vio fue que dos hombres armados estaban ya dentro en el patio y las amenazaban con un arma. “No arriesgue a su familia”, dijo uno de ellos.
Dentro de la casa había dos familiares más. Amarraron a todos en la sala. Uno de los asaltantes se quedó a vigilar a las víctimas, y a mantener comunicación telefónica con un tercer delincuente que esperaba afuera a bordo de un auto, y reportaba lo que estaba ocurriendo en la calle.
El otro asaltante revolvió las recámaras. Halló por ahí una maleta y comenzó a guardar en ella los objetos de valor. “Donde están las joyas y el dinero”, preguntaba el otro. Un video captado por una cámara mostró que una patrulla pasó en algún momento frente a la casa. Lo hizo con la torreta encendida, y a muy baja velocidad.
Las víctimas recordaron luego que el hombre que los vigilaba había dicho por teléfono: “No hagas nada, quédate tranquilo, no hagas nada sospechoso”.
Se fueron en menos de diez minutos, con la maleta totalmente cargada. Los videos mostraron que el auto en el que iban los asaltantes venía peinando la calle en busca de una oportunidad.
Los vecinos afirman que todo repuntó desde diciembre pasado: "de un evento a la semana a cinco". Ese mes hubo cambio de administración. La morenista Patricia Durán tomó protesta como alcaldesa de Naucalpan. Durán es hermana del panista José Luis Durán, dos veces alcalde de ese municipio. En su toma de protesta la alcaldesa dijo que la corrupción de las administraciones anteriores había detonado los índices delictivos. Prometió parar las cuotas y los “entres”.
Una explicación posible es que lo hizo. Que se rompieron los acuerdos, y que debido a eso todo estalló.
***Fotografía: Especial.