Un hombre camina entre los cuerpos de varios policías asesinados. Graba la brutal escena en su teléfono, mientras pronuncia con voz agitada este mensaje: “¡Esto es para que sepan hijos de su puta madre que aquí con El 40 y El Chivo Loco nadie se mete, bola de perros…!”.
El desafío ocurre en una carretera de Petatlán. Se cree que es la respuesta a un enfrentamiento suscitado ese mismo día (17 de abril de 2018) en las inmediaciones de la comunidad de Cuacoyul, municipio de Zihuatanejo.
Según el parte, dos patrullas de la policía estatal, que cruzaban Cuacoyul a la altura del paraje rústico conocido como La Quebradora, chocaron con un grupo constituido por más de 20 civiles armados.
Tres de ellos cayeron con los primeros tiros. El resto se dispersó en las elevaciones cercanas. Desde ahí continuó el tiroteo. Los estatales, en inferioridad numérica, pidieron refuerzos. La Marina, el Ejército, la Policía Federal y la Policía Ministerial atendieron el llamado: “¡Resistan, nos vamos para allá en este momento!”.
Los estatales informaron luego que estaban siendo objeto de un interminable tiroteo. Tras la llegada de los refuerzos, el enfrentamiento aún se prolongó a lo largo de una hora. Culminó con la muerte de otros siete civiles.
Se recogieron fusiles, pistolas, chalecos, fornituras, uniformes de tipo militar y más de 500 cartuchos.
Dos horas más tarde, en el municipio de Petatlán, seis policías estatales que regresaban de prestar medidas de protección a nueve familias de una comunidad serrana, fueron detenidos por un grupo armado.
Los agresores bajaron a los estatales del vehículo y les dispararon “de manera directa” en el cuerpo y la cabeza: no hubo ráfagas, solo tiros de precisión, efectuados con calibre .50. El líder de los atacantes caminó entre la sangre y los cuerpos destrozados por las balas, grabando con su teléfono: “¡Aquí nuestros compañeros no se van a morir en vano y cuando entren, van a entrar a como salieron!”, gritó con voz entrecortada.
La Costa Grande se ha convertido en una de la zonas más conflictivas del estado de Guerrero. Zihuatanejo ocupa el sexto sitio entre las ciudades más violentas del país, según el Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Hace dos meses, el Semáforo Delictivo señaló que el municipio supera cinco veces la media nacional en cuanto al número de homicidios atribuidos al crimen organizado.
La inseguridad ha trastocado la vida de los habitantes de Ixtapa-Zihuatanejo. Frente al aumento de homicidios, y también de robos y asaltos, las calles lucen desiertas por las noches, y los comercios permanecen cerrados. Al salir a la calle, mucha gente intenta proteger sus viviendas colocando cadenas y gruesos candados en las puertas.
Las autoridades afirman que en la Costa Grande se mueven ocho grupos delictivos: el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), la Familia Michoacana, Guardia Guerrerense, Sangre Nueva Guerrerense, Los Viagras, Los Cornudos, Los Rodríguez y los Granados.
En la zona en que ocurrieron los últimos enfrentamientos, Zihuatanejo y Petatlán, existe una disputa entre Los Viagras y Guardia Guerrerense.
De acuerdo con reportes oficiales, Guardia Guerrerense surgió hace unos años para enfrentar a los Caballeros Templarios.
Desarticulado este último grupo tras la detención de Servando Gómez, La Tuta, el Cártel Jalisco Nueva Generación inició una campaña para controlar el estado y completar el dominio que ejerce actualmente sobre la mayor parte de los puertos del Pacífico.
A través de Los Viagras, y de una mafia local, Sangre Nueva Guerrerense, el CJNG inició la conquista de Zihuatanejo y Petatlán.
Para las autoridades, una supuesta caída en el precio de la amapola ha obligado a los grupos a controlar, cada vez con mayor violencia, las zonas de siembra y trasiego.
En ese contexto apareció el brutal video que cobró la vida de seis policías estatales: en ese contexto surgió el desafío que El 40 y El Chivo Loco acaban de hacer a las autoridades:
“¡Es el área de nosotros, nadie se agüite, hijos de su puta madre!”.
@hdemauleon
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