Compartí el martes pasado un video en tuiter. Un asalto cometido frente a la Secundaria 17, ubicada en Circuito Juristas, en Ciudad Satélite , Estado de México.
En el fragmento que me fue enviado aquel día, y que procede de una de las cámaras de vigilancia de la escuela, se aprecia cómo dos sujetos que fingen caminar despreocupadamente por la calle se lanzan de pronto contra un automovilista que acaba de estacionarse a las puertas de la institución.
El primero de ellos –bien vestido, camisa guinda, pantalón azul, zapatos de color café, un periódico enrollado en las manos—se acerca a la ventanilla del conductor, establece el primer contacto y sujeta al automovilista cuando éste intenta moverse hacia el asiento del copiloto.
Un segundo sujeto --moreno, corpulento, con chamarra azul--, se aproxima a continuación. Logra abrir la portezuela trasera, aborda rápidamente el vehículo y desde el asiento trasero logra someter a la víctima.
Un automóvil blanco aparece a unos metros de los hechos. El hombre de la camisa guinda corre hacia éste. El hombre de la chamarra azul sale del auto, se queda a discutir durante unos instantes con el conductor y luego sale disparado hacia el punto en donde el vehículo blanco parece esperarlo.
La víctima sale tambaleante de su unidad, mientras un empleado de limpieza que se ha dado cuenta de las cosas se acerca a auxiliarlo.
Todo ocurre en dos minutos.
La historia completa apareció a la mañana siguiente. Pude observar lo sucedido desde las diversas cámaras de la secundaria. No se trató de un robo al azar: la víctima fue elegida.
En los videos se aprecia que un vehículo blanco sigue el auto gris en el que viajaba el conductor asaltado . Mientras el conductor se estaciona (está esperando que un familiar salga de la secundaria), los asaltantes entran en escena. El de la chamarra azul pasa por delante del auto y da un largo rodeo, esperando acaso que la victima descienda.
El otro, el de camisa guinda, llega por atrás, cruza la calle, finge hablar por teléfono y, cuando encuentra la oportunidad, regresa intempestivamente para caer sobre su víctima.
Fue posible, en el transcurso de la tarde, contactar al conductor. Relató que el hombre de la camisa guinda se le acercó sonriendo. “Pensé que me iba a saludar”. Cuando estuvo junto a la ventanilla, le exigió: “Dame el dinero que traes”.
El hombre de la chamarra azul se acercó empuñando una escuadra. En cuanto abordó el auto golpeó a su víctima en la cabeza con la cacha, y en las costillas con el cañón del arma. La agresión fue tan despiadada que el conductor terminó con tres costillas rotas y un río de sangre manándole de la cabeza.
Le quitaron 18 mil pesos.
Al final, el de la chamarra azul le pidió las llaves del auto. Pero al conductor se le habían caído en medio de la golpiza y no logró encontrarlas.
Minutos antes la víctima había asistido al Bancomer ubicado en Periférico y Circuito Arquitectos. En la sucursal solo hay tres ventanillas. El retiro de efectivo lo realizó en la ventanilla uno. Eran cerca de las dos de la tarde.
La sucursal se halla rodeada de puestos ambulantes en los que se venden tacos de suadero, gorditas, pambazos, tacos de canasta, quesadillas y hamburguesas. Hay varios puestos de dulces y un parabús que suele estar atestado de gente. De un lado hay un sitio de taxis. Del otro, una sucursal del Monte de Piedad.
Como todos, el banco tiene una sala de espera desde la que es posible observar la actividad de las ventanillas.
El conductor se guardó los billetes en el bolsillo del pantalón, y bajó las escalinatas que lo llevaban de vuelta al Boulevard Ávila Camacho. Dobló la esquina en Arquitectos y caminó 50 metros hasta el estacionamiento de la sucursal.
Los asaltantes
, al menos tres, comenzaron a seguirlo a bordo del vehículo blanco. Es posible que un auto compacto, del mismo color, los acompañara para servirles de muro.
No imaginaron que sus rostros quedarían grabados en dos de las cámaras de la escuela . Tampoco, que su huida quedó registrada en decenas de cámaras privadas , situadas a lo largo de Victoriano Pimentel y Circunvalación Poniente.
Los robos a cuentahabientes en esa sucursal son frecuentes. En el sitio de taxis dicen que algunos ambulantes están en combinación con los asaltantes , que fingen consumir en los puestos mientras observan el ir y venir de los clientes del banco.
Comparto la imagen de los delincuentes con las autoridades del estado de México. De manera que tienen el lugar, el modus operandi, los rostros de los asaltantes.
No creo que necesiten algo más.