A la altura del Bosque de los Remedios, en un puente peatonal del municipio de Naucalpan, Estado de México, apareció colgada el día de ayer una narcomanta. Personal de seguridad pública municipal la detectó muy temprano, al realizar su patrullaje.
Era una narcomanta como cualquier otra. Casi como cualquier otra. Estaba escrita en mayúsculas, sin comas. Y aunque pocas, con las faltas de ortografía que se han vuelto de rigor en ese género:
“Comienza la limpieza en el país venimos con todo el apoyo del gobierno federal comienza la vieja escuela bienvenidos al diálogo todos los cárteles o se alinean o los vamos a desapareser a todos los perros fantoches que se creen narcos San Bartolo Los Arcos Los Cuartos El Molinito Valle Dorado Río Ondo La Juárez San Juan y el CCH”.
La narcomanta ordenaba a la alcaldesa de Naucalpan, la morenista Patricia Durán, “por su seguridad no intervenir”. La firmaba, atentamente, El Mayo Zambada, líder histórico del Cártel de Sinaloa.
La alcaldesa negó que la narcomanta procediera del narcotráfico (“la delincuencia organizada no pone este tipo de mantas”) y echó mano de la muletilla de rigor: eran reacciones de los adversarios ante los cambios en materia de seguridad que su administración ha realizado.
El 3 de marzo habían aparecido narcomantas casi idénticas en puentes peatonales de la avenida Luis Donaldo Colosio del mismo municipio.
El problema con la declaración de la alcaldesa de Morena era que también en otros puntos del país, a los que sus cambios en materia de seguridad no llegaban, habían aparecido narcomantas con el mismo texto, las mismas frases, la misma firma.
En todas se anunciaba la llegada de “la vieja escuela… con todo el apoyo del gobierno federal”. En todas se declaraba el inicio de una “limpia”. En todas se invitaba a los otros cárteles al diálogo. En todas se lanzaba esta amenaza: “se alinean o los alineo”.
Finalmente, todas venían firmadas del mismo modo: “Atentamente, El Mayo Zambada”.
Diarios locales y la revista Proceso reportaron desde fines de febrero la aparición de las mantas. Ese mes fueron detectadas cinco de ellas en puentes, tiendas y centrales camioneras ubicadas en diversos lugares de Jalisco (Tonalá, Tlaquepaque, etcétera).
Las fotos revelan que aquellos “boletines” procedían de un mismo molde: la tipografía era semejante, y todas fueron escritas con letras rojas y negras sobre fondo blanco.
El miércoles 20 de febrero se descubrió una manta más en un paso a desnivel de Hermosillo, Sonora: el mensaje y la firma eran como los ya descritos.
El 3 de marzo, narcomantas idénticas fueron reportadas en Zamora y en el municipio de Tangancícuaro, en el estado de Michoacán.
Con una diferencia de horas, un par de ellas fueron descubiertas en las inmediaciones del Molinito, en el Estado de México: elementos de la policía del estado se apresuraron a retirarlas.
Unos días más tarde, las narcomantas estaban en San Luis Potosí.
Para el 5 de marzo ya habían aparecido también en Tijuana, Baja California. Ese día, la mafia que opera localmente para el Cártel Jalisco Nueva Generación respondió el mensaje. Lo transcribo tal como se escribió:
“Sr. Mayo Zambada, pa’ empezar aquí no es su plaza, las hermanas Akiles y Rana [jefes regionales del Cártel de Sinaloa] no pueden con la plaza. Está grande el paquete pa’ esos y demostrado está en las calles quien trae el poder y nosotros el Cartel Tijuana Nueva Generación estamos abiertos al dialogo pero a nosotros nadie nos alinea, con respeto se hacen las cosas porque huebos aquí sobran pa’ pelear con el que sea miedo no hay”.
Las narcomantas aparecen en lugares dominados por el Cártel Jalisco Nueva Generación, los reyes de la droga y del huachicol. ¿Efectivamente vienen de parte del Mayo? De momento, no hay forma de saberlo. Pero es evidente que está ocurriendo un intercambio de mensajes: que desde la sombra, aunque a la vista de todos, alguien le manda señales a alguien. Y eso no augura nada bueno.