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Hermanos: he escuchado el llamamiento. Me intrigó la aparición de la iglesia “La Luz del Mundo” en el escenario del Palacio de Bellas Artes. Luego investigué y descubrí que antes se apareció en el escenario nacional, en el internacional y, ya metidos en gastos, hasta en el universal, como lo prueba que su Pastor haya sido nombrado “Embajador del Reino de los Cielos” por Jesucristo en persona.
Los otros epítetos de Naasón Joaquín García no desmerecen. Es también “El Ungido de Dios”, “El Excelentísimo Apóstol de Jesucristo”, “Gran Capitán” y “El Varón de Dios”, y así figura en los santos videos y en las santas escrituras de su agencia de noticias (Berea Internacional), que llena las redes divulgando la obra del Ungido y de su iglesia.
“Acabó el tiempo de lucha: Hoy es de grandeza”, se titula un reportaje reciente sobre la presencia del Apóstol en Acapulco para bendecir la “III Cumbre Interamericana de la Asociación de Profesionistas y Empresarios de México” (APEM) que inició sus trabajos reconociendo a “El Inspirador y Maestro Apóstol” ante la presencia del C. Gobernador Héctor Astudillo.
La voluntad de Jesucristo por medio de su Embajador dispuso que fuese esa misma APEM la que —por intercesión de los hermanos diputados y senadores que han escuchado a El Ungido— organizaba al mismo tiempo la “Gala Operística” en Bellas Artes, en la que el Representante de Dios ocupó el palco presidencial, rodeado de representantes populares, para festejar su cumpleaños número 50.
Por supuesto, los enemigos aprovecharon esto para, una vez más, discriminar y calumniar como lo han hecho tantas veces antes: que si la “Luz del Mundo” es una mezcla de la CTM con el evangelio, que si los abusos sexuales, que si se discrimina a la mujer, que si gestiona servicios municipales a cambio de lealtad, que si la histeria colectiva, que si la creciente presencia del Apóstol en los más emblemáticos recintos republicanos está negociada…
¿De veras es tan grave que la Cámara de Diputados le haya entregado una placa de “Reconocimiento al Apóstol Naasón Joaquín García”, firmada por 28 miembros de la LXIV Legislatura hace un par de semanas?
¡Son andanadas que lanzan, hermanos, quienes no toleran que Jesucristo haya escogido como su Embajador a un modesto Varón mexicano! ¡Quienes se erizan porque 10 millones de personas de 57 naciones lo alaban en 15 mil templos, todos tan hermosos como el de la Hermosa Provincia en Guadalajara, el más grande del mundo, pues le caben 10 mil hermanos y hermanas (rigurosamente separados, claro, pues las mujeres son “el foco de la concupiscencia”)!
Pero como le dijo el Varón a Jesucristo (que estuvo presente en las fiestas del cumpleaños): “Enmudeces con tus triunfos a quien me aborrece y no me preocupan los inconformes. Gracias por darme el mejor de los pueblos para cumplir tu misión. Gracias por reconocer en mí no al hombre, sino a la Elección Divina. Gracias por haber venido a gozarte en mi jubileo”.
Y dos días después, a seguirla en Bellas Artes…
Y bueno, sí, escuché el llamamiento. Mas no por los fastos y los smokings blancos y los helicópteros lanzando flores y los rayos láser dibujando corazones; no por la inaudita belleza de los templos ni por las multitudes que saludan al Apóstol con el puño en alto bajo su balcón.
No. Escucho el llamamiento porque “La Luz del Mundo” es una “iglesia amorosa” dedicada a los “grupos más vulnerables”; porque beca a los jóvenes como “agentes transformadores” y porque crea “batallones espirituales”; porque abre escuelas y universidades. Pero sobre todo, porque de la boca incansable del Varón de Dios emanan conceptos como estos (todos en la Agencia Berea):
“Somos un pueblo entendido y sabio porque Dios nos da el conocimiento total”. “La sociedad y el gobierno ya saben que este Pueblo es grande, poderoso, preparado, por lo que deseo que nos tratemos con respeto y honor”.
“Las riquezas no proporcionan la felicidad… Somos felices porque nuestra felicidad no consiste en la dependencia de los objetos de valor. La felicidad perfecta sí existe: se encuentra y proviene de Dios”. “Ser buenos cristianos significa ser buenos ciudadanos”. “Mi Salvador me dice así: no peques más; sé santo, porque santo soy”. “La letra mata. Es el espíritu el que da sentido…”
Y porque su himno “Haciendo historia” (en YouTube) dice la verdad: que “somos el pueblo escogido”, “el pueblo valiente” y que ahora que es “tiempo de prosperidad, de amor, de libertad” conviene estar “Juntos haciendo historia con el Apóstol del Señor” aunque el “mundo no lo pueda entender”…