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Comenté la semana pasada que la totalidad del movimiento-partido morena —es decir, su líder— decidió modificar algunos estatutos, en especial el que ahora condiciona a quienes aspiren a un cargo de elección popular pasar antes un examen de ingreso.
Lo celebré porque reconoce que todo nombramiento se amerita, no se regala. Una modificación que actúa contra ese dogma de fe de viejo arraigo en el líder y las bases del morena: desaparecer el examen de ingreso a las universidades. Si debe haberlo para ser elegible como representante popular, ya es incongruente que no lo haya para ser elegido estudiante popular.
Habrá exámenes para aquilatar el grado de “profesionalización” de los moreneros aspiracionales y ameritar categoría de “mejor perfil”, como dijo la camarada Yeidckol. Una reivindicación de la meritocracia que era clasista y punitiva y colonialista y racista. Desde ahora, los “cuadros” deberán demostrar académicamente que tienen habilidades para amar al pueblo.
Para crear la licenciatura en perfil, el morena decretó el Instituto de Formación Política (IFP). Su página de Internet (IFPmorena.mx) explica su misión: “tenemos que crear miles de cuadros”, pues “nunca, en la historia, una oligarquía se ha dejado arrebatar sus privilegios sin dar la pelea y viene una embestida contra nuestro movimiento”.
Contra esa embestida se propone “la socialización del pensamiento” y “la inteligencia colectiva” con objeto de “entender el pasado, interpretar el presente y planear el futuro” (conceptos los primeros dos de Gramsci y el tercero de Marx, a quienes el IFP no atribuye las citas, seguramente por la embestida de un error).
El lema del IFP es “Revolución de las Conciencias”. Su misión es que “es el momento de acelerar el proceso de captación y formación de militantes” y en tanto que el morena “tiene a muchos de los más brillantes pensadores de la nación” se impone que “los saberes de nuestros intelectuales se divulguen por toda la nación”.
Entre estos “brillantes pensadores de la nación” cuyos saberes serán divulgados, el morena registra a “Elena Poniatowska, John Ackerman, Paco Ignacio Taibo II, Armando Bartra, Héctor Díaz-Polanco, Lorenzo Meyer, Enrique Dussel, Fabrizio Mejía, Pablo Moctezuma Barragán, Pedro Miguel”, todos bajo la dirección del compañero caricaturista Rafael Barajas El Fisgón.
La “Escuela de cuadros” tiene como símbolo un birrete. Propone “crear una escuela de alto nivel político que forme cuadros en todo el país, mediante seminarios, talleres y conferencias. También buscaremos desarrollar círculos por sector (estudiantil, laboral, agrario).” Crear cuadros desarrollando círculos. La “Esperanza de México” no se arredra ni ante la geometría.
Otro proyecto académico se titula “Aparato de propaganda”. Su símbolo es un megáfono. Tiene como objeto “que las ideas de nuestro movimiento circulen por toda la Nación” para así “contrarrestar las campañas de descrédito de nuestros oponentes”. Esta especialidad académica está a cargo del profesor Paco Ignacio Taibo II.
El tercero se titula “Fuera de México”. Su símbolo es un mapa de Norteamérica. Como “es previsible que Washington y las multinacionales se opongan activamente a nuestras iniciativas”, el IFP irá a Estados Unidos a buscar mexicanos, enseñarles inglés y “apoyar sus causas, defenderlos, formar cuadros locales que ayuden a organizar a sus comunidades”. Esta actividad académica la “encabezará nuestro compañero John Ackerman”.
La escuela de cuadros tendrá “círculos de estudio” que estarán “divididos en tres niveles: básico, medio y avanzado, con una bibliografía mínima por cada uno” en escuelas que aparecerán en “todas las comunidades”. Viene ahí un teléfono al que se llama para pedir “una escuela de Formación de Cuadros en una comunidad en específico” y la mandan de inmediato.
Mientras llega, basta registrarse en línea y llevar por Internet módulos muy interesantes, como el “Módulo 1-2018”, cuya primera lección se titula “Las Espirales Categoriales De La Economía Política”, que imparte el Dr. Enrique Dussel. Cada módulo llevado (si se aprueba el examen) le dará una constancia al alumno que enriquecerá su perfil.
Es muy emocionante. Creo que desde que Perón creó la “Escuela Superior Peronista” en 1950 no ocurría una revolución educativa tan importante en América. Ya muy pronto no será necesario que Alfonso Romo ande buscando entre sus amigos de la iniciativa privada a quienes quieran dirigir Nacional Financiera o Banobras y Bancomext. Los graduará el morena en su Instituto de Formación Política.
Y lo más asombroso de todo: ese instituto le costará al erario solamente 400 millones de pesos.