Noto que la declaración “la prensa ha sido vomitiva, deleznable” que lanzó Paco Jémez al término del partido Cruz Azul vs Veracruz ha molestado, calado hondo y enfurecido a muchos colegas. No habría que darle tanta importancia por tratarse de quien la dijo, un “barra brava” disfrazado de entrenador, que no entendió nunca que fue contratado para ganar el título de Liga, no para ser un peleonero en las conferencias y envalentonarse por clasificar a un equipo que tiene la obligación de estar en la Liguilla.
Al generalizar se absuelve y por eso ni importancia darle a declaraciones vacías que sólo un acomplejado lanza sin pensarlas. Si tiene algo en contra de un periodista, que diga el nombre, no pasa nada.
Cruz Azul ganó por última vez el título en el Invierno 1997, un 7 de diciembre, casi 20 años han pasado y 22 entrenadores han estado en el banquillo intentando lo mismo, volver a que este equipo sea campeón de Liga. Han tenido de todas las corrientes futbolísticas, de todos los estilos y nada. Una larga lista: Nelson Acosta, Tomás Boy, Isaac Mizrahi, Sergio Bueno, Víctor Manuel Vucetich, José Luis Trejo, Sergio Markarián, interinos como Robert Dante Siboldi, el eterno Joaquín Moreno y algunos destacados como Luis Fernando Tena, Benjamín Galindo, Guillermo Vázquez, que por lo menos los llevaron a disputar finales.
Ahora el peleonero Jémez tiene la más grata oportunidad de trascender y llevar a la cúspide a un equipo que la depresión es sinónimo de sus resultados. No es algo menor iniciar el camino contra el América, es una de las pruebas más complejas, sobre todo mentales, que deben encarar. Un equipo acostumbrado a los éxitos, con jugadores y entrenador que saben de lo que se trata la Liguilla y que aunque les moleste a los aficionados celestes, son los de Coapa favoritos para avanzar a la semifinal.
Cruz Azul ha tenido buenos pasajes en el torneo, pero los bandazos han sido parte de su inestabilidad. No rinden igual los 90 minutos. Otro punto es la falta de capacidad para definir, porque según números de Wyscout, hacen un gol cada 12 llegadas a la portería enemiga, un promedio muy bajo, de equipo chico.
La oportunidad está y encuentran a una versión desmejorada del América, que sufrió en la parte final del torneo y que también adolece de lo que presumía al inicio: punch. Eso ha venido a la baja en el equipo de Herrera, que a diferencia de Jémez, cada vez que tiene un fracaso lo acepta y no culpa a los medios. La gran motivación que debe hallar Jémez son los 20 años sin título, no pleitos contra el periodismo.
Es tiempo para Cruz Azul, seis partidos le separan de lo que tanto anhela Guillermo Alvarez, que si tiene en Navidad la copa, habrá valido cada centavo que se llevará Jémez de regreso a España.
Que se hable más de Cruz Azul por el escandaloso técnico y que sean sus conferencias más entretenidas que sus partidos, habla de la decadencia de una institución que le permitió todo a su líder. Ahora, después de tanto apoyo, de tanto que lo solaparon, no le queda más que entregarles el título.
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